Esta semana voy a hablarles de una realidad casi cotidiana: el empleo de fondos públicos para restaurar el patrimonio industrial o hacer monumentos que luego, posiblemente, tendrán que volver a restaurar.
Un maravilloso ejemplo de ello es lo ocurrido con el espacio de Barredo, algo restaurado con dinero público que duró poco en buen estado. Apenas unos meses después de acabar la obra ya aparecieron las primeras pintadas y destrozos, que, como habrán visto, han ido creciendo.
El segundo ejemplo es el Pozu Espinos de Turón, un lugar en el que, la última vez que estuve habían roto la cerradura de la puerta y una ventana, cargándose lo hecho. No sé si lo habrán arreglado.
Otro ejemplo está situado en el Valle de Turón, en concreto el monumento a aquellos que perdieron la vida en accidentes en minas del valle. Un monumento construido hace unos años hoy en día está descuidado y sirve para hacer botellón y poco más.
Y ya por último hago mención a otros monumentos que, por la lluvia y el poco cuidado, como la estatua del Marqués de Comillas en Bustiello, han hecho que tomen un aspecto no cuanto menos extraño.
Y así una interminable lista de monumentos que, por uno o por otro, están descuidados.
-PLAUTO-
Comentarios
No ganamos pa vigilantes
Multas ejemplares ya ¡¡
¡Multes ya!