ENTREVISTAS... José Espiño Collazo, director del I.E.S. "Valle de Turón"

Entrevistamos a José Espiño Collazo, director del I.E.S. “Valle de Turón”

“Considero que la red de I.E.S. del concejo de Mieres es de las más completas del Principado”

-Preséntese a los lectores

Me llamo José Espiño Collazo, nací en Silleda, un pueblo gallego de la provincia de Pontevedra, si bien resido en Oviedo desde mi juventud. Soy catedrático de Lengua Castellana y Literatura y en junio de 1992 fui elegido director I.E.S. “Valle de Turón” por los miembros de esta comunidad educativa, cargo que desde entonces ostento. Fui aceptando la prórroga en sucesivos mandatos, hasta el día de hoy, por estos dos motivos: mi voluntad de servir al pueblo de Turón y el compromiso adquirido, durante tan dilatado período de tiempo, con la mayoría de nuestros alumnos, sus familias, el personal laboral vinculado a este Centro y todos mis compañeros del Claustro.

-¿Cómo está el Valle de Turón refiriéndonos al ámbito de la enseñanza?

La oferta educativa con la que cuenta este Valle es muy amplia y ajustada a las circunstancias actuales y a la demanda de la población. En cierto modo, incluso podría calificarse de inmejorable: tres colegios de Educación Infantil y Primaria -Figaredo, Villapendi y Vega de Guceo- y este mismo Instituto de Educación Secundaria, en el que se imparte la etapa de la ESO, el Bachillerato y Formación Profesional de la rama sanitaria, con ciclos de grado medio y superior: Cuidados Auxiliares de Enfermería y Documentación Sanitaria, este último es el único de sus características en el conjunto del Principado. En total hay cuatro centros, todos ellos pertenecientes a la red pública, por tanto gratuitos, en los que se escolarizan unos setecientos alumnos, que es toda la población en edad escolar, con la que cuenta el Valle en este momento. Tal vez habría que completar esta oferta con más ciclos formativos, vinculados a los servicios y las nuevas tecnologías, que incrementasen las salidas laborales y profesionales de nuestros jóvenes.

-Una pregunta algo comprometedora… ¿son buenos estudiantes los jóvenes turoneses?

No se puede ni se debe generalizar. Como en cualquier otra área geográfica de Asturias o de España, hay por supuesto alumnos buenos, desde el punto de vista académico, incluso brillantes, otros no tanto y un sector, cada vez más amplio, desmotivado, pasivo e incluso absolutamente alejado de cuanto tenga que ver con la educación y el estudio. Se trata de un fenómeno muy preocupante, que va en aumento y, lo más grave, que no sabemos cómo atajar. Los profesores veteranos, que llevamos ya algunos años tratando de educar y formar a los jóvenes turoneses, hemos sido testigos de que, en general, hace unos años los hijos de los mineros accedían al Instituto más o menos instruidos, pero conscientes, ellos y sus padres, de la importancia que para su futuro tenía el estudio y una educación de calidad. Así, armados con su voluntad y apoyándose en su trabajo y esfuerzo, completaban el Bachillerato y, en la mayoría de los casos, accedían a la Universidad o a la Formación Profesional. Hoy se encuentran plenamente insertados en el mundo laboral y profesional, algunos desempeñando puestos de gran responsabilidad. Por el contrario, muchos de nuestros chicos entran ahora en al Instituto completamente desganados, desprovistos de cualquier germen de voluntad y amor propio, sin interés alguno por sus estudios, su futuro y progreso personal. Así la tarea de educar y enseñar resulta bastante difícil y frustrante.

-Hace unos años La Salle de Turón dejó de funcionar, ¿les afectó de alguna forma el fin de esta institución?

Algunas pinceladas de historia reciente para situar la cuestión. Este Instituto abrió sus aulas en el año 1964. El Colegio de La Salle ya venía prestando servicio en Turón desde hacía décadas. Los dos centros coexistieron durante treinta años sin problemas, cuando el Valle de Turón contaba con veinte, quince o diez mil habitantes y el colegio de La Salle se ocupaba de los alumnos de la Educación General Básica y el Instituto de los que pasaban a cursar el entonces llamado BUP. Los dos centros no competían por los mismos alumnos. El problema surgió en 1996 con la implantación en el Valle del nuevo sistema educativo derivado de la LOGSE. Desoyendo las sugerencias de los responsables de los centros públicos de Turón, la entonces Dirección Provincial de Educación renovó el concierto educativo a La Salle, ampliándolo al conjunto de la etapa de la ESO. El Colegio pasó a competir directamente con el Instituto por los mismos alumnos. No había espacio en el Valle para dos centros de este nivel educativo. Los años siguientes nos dieron la razón. La calidad del servicio prestado por los centros de la red pública en el Valle contribuyó a poner las cosas en su sitio. El cierre del Colegio de la Salle no nos alegró, nunca debe hacerlo la desaparición de un centro docente, pero supuso la normalización y el ajuste de la oferta educativa en el Valle de Turón, en el que sólo cabe un único Instituto de Educación Secundaria y no deja de ser todo un lujo que este pueblo pueda disponer de un equipamiento educativo de este nivel y características, dados sus escasos cinco mil habitantes.

-Otra pregunta que puede calificarse de comprometedora, ¿cómo ve al resto de los institutos del concejo?

Considero que la red de I.E.S. del concejo de Mieres es de las más completas del Principado, de modo que cualquier familia puede optar realmente por matricular a su hijo en el que más se avenga con su interés y condiciones. Además, por todo lo que tiene que ver con su oferta educativa, muy amplia y diversificada, su organización, su funcionamiento y los recursos humanos y materiales de los que disponen, estos cuatro centros están entre los mejores del Principado y toda la población de Mieres puede sentirse realmente satisfecha de la calidad del servicio educativo que tiene a su disposición.

-Nadie mejor que alguien dedicado a la enseñanza para responder la siguiente pregunta: ¿cómo ve al Campus de Mieres y a todo aquello que se pretende implantar en él?

Se trata, sin duda, de un equipamiento de primer orden, del que sólo deberían derivar grandes beneficios para toda la población de Mieres y su comarca, tanto a medio como a largo plazo. Ahora bien, para ello resulta imprescindible que la Universidad de Oviedo asuma de una vez por todas sus responsabilidades y dote a este Campus con nuevas y punteras especialidades que justifiquen su razón de ser y las millonarias inversiones realizadas y que, de una vez, se proyecten sus largamente esperados efectos benéficos sobre Mieres y sobre el resto del Principado.

-La enseñanza, como cualquier otro ámbito, ha sufrido cambios en los últimos años, ¿han sido a mejor o a peor, desde su punto de vista?

En este ámbito, como en casi todo, no se cumple aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero tampoco lo es lo que ocurre en nuestro presente o lo que vaya a darse en el futuro. Muchos de los principios que en su día inspiraron la LOGSE contaban con una amplia aceptación, resultaban innovadores y estaban orientados a lograr una mayor calidad de la enseñanza. Pero otra cosa fue su aplicación y desarrollo. Hoy nadie puede poner en duda que el nivel instructivo de nuestros graduados ha bajado de modo muy apreciable y el fracaso escolar continúa imparable. ¿Sus causas? Múltiples y muy heterogéneas. Las más determinantes tienen que ver con una sociedad sumida en una profunda crisis y absolutamente desnortada en muchas de sus referencias básicas. Otro factor con una incidencia muy negativa en este campo es su intensa politización, entendida en su sentido más peyorativo. No se pueden ensayar cinco leyes orgánicas en materia educativa en un espacio de quince años. Este dato lo dice todo. Por consiguiente si queremos que las cosas mejoren y se sienten las bases para seguir los pasos, por ejemplo de Finlandia y otros países punteros en este campo, es muy urgente un consenso político lo más amplio posible, que permita acordar los principios y adoptar las medidas necesarias para lograr una educación de calidad para nuestros jóvenes. Eso sí, siempre contando con los profesores que, al fin y a la postre, son quienes conocen la realidad con la que trabajan, pueden y deben aportar ideas y soluciones y, lo más importante, serán quienes ejecuten los planes que se acuerden.

-Hoy en día son pocos los colegios rurales que aún quedan abiertos, ¿cree usted que volverán esos colegios a albergar clases algún día?

En las últimas décadas se aceleró el proceso que lleva a la despoblación del mundo rural, en favor de los centros urbanos. Nuestros pueblos se quedan vacíos, en especial de niños y jóvenes, y en consecuencia estos colegios rurales se ven abocados a cerrar sus puertas. Es el caso del Colegio Rural Agrupado de Urbiés y de otros muchos de nuestro entorno. Se trata de un fenómeno muy lamentable, porque con la marcha de los más jóvenes se extingue el futuro de estos pueblos, con todo lo que eso conlleva en los planos económico, social y cultural. Sin duda una gran pérdida. Pero es sabido que la Historia tiene mucho de cíclico y ya se empiezan a vislumbrar signos que apuntan a un retorno al mundo rural. Las administraciones deberían ser más sensibles y activas al respecto y adoptar medidas que impulsen este fenómeno y con él la recuperación de esta población y de los servicios que precisa. Es probable que en los próximos años asistamos al renacimiento de nuestras aldeas y a la reapertura de nuevos centros rurales agrupados o como queramos llamarlos. Las nuevas carreteras y vías rápidas y los medios de comunicación de masas, en particular internet, imponen y facilitan una nueva forma de vida, paradójicamente más descentralizada y vinculada a nuestros orígenes e identidad. El pueblo de Turón está a veinte minutos en coche de la capital del Principado y cualquier ciudadano puede muy bien optar por venir o quedarse aquí a vivir, siempre y cuando pueda disfrutar de los mismos servicios que encuentra en la capital. Con esta visión y perspectiva trabajamos en el I.E.S. “Valle de Turón”.