Noche
del 20 de abril de 1959. Un grupo de amigos celebra en un chigre de Carcarosa
la despedida de soltero de uno de ellos. En ese grupo se encuentra Silvino, un
joven del pueblo que festeja con los otros el futuro matrimonio de su amigo.
En
un momento de la noche entra al chigre Enrique, otro vecino del pueblo con el
que Silvino estaba molesto. Al parecer, Enrique venía acusando a una cuñada
suya y a Silvino de mantener relaciones. Durante la noche, comenta esa cuestión
con algunos de los amigos de Silvino, hasta que uno de ellos le invita a
marcharse.
En
torno a las once, el grupo de amigos sale del bar y se despiden. A Silvino le
toca volver solo hasta su casa. Aprovechando la oscuridad, Enrique le sale al
paso en un punto del camino, frente a la escuela, y lo golpea con un palo.
Discuten y Silvino saca una navaja con la que asesta seis puñaladas a Enrique,
que muere en el acto.
“Saqué
la navaja para defenderme de Enrique, pero solo para golpearlo. Como era de
noche no pude ver con qué parte de ella le estaba pegando”, argumentó Silvino
en su declaración en el juicio que se celebró a finales de año por este caso y
en el que se dieron por probados los hechos anteriormente recogidos.
Mientras
que el fiscal pedía para Silvino treinta años de cárcel por asesinato con
alevosía y nocturnidad y una indemnización de ciento cinco mil pesetas para la
familia del fallecido, el abogado defensor solicitaba la libre absolución de su
cliente, pues apreciaba una legítima defensa en el uso de la navaja por parte
del agresor.
El
tribunal no apreció la eximente de legítima defensa y condenó a Silvino como
autor de un delito de asesinato con alevosía y nocturnidad, tal y como lo había
catalogado el fiscal, a una pena de prisión de veinte años y a indemnizar a la
familia de la víctima con una cantidad que los medios de la época no concretan,
pero que teniendo en cuenta la petición del fiscal, pudo estar cerca de las
cien mil pesetas.
Todos
los medios coinciden en destacar que la sala de la Audiencia Provincial de
Oviedo en la que se celebró el juicio estaba abarrotada por “numerosísimo
público de todo el valle de Turón y especialmente de Carcarosa”, el pueblo en
el que vivían víctima y victimario y en el que aquella noche una despedida de
soltero dio paso a un terrible crimen.
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