El 12 de agosto estaba en Santirso o San Tiso, tanto me da. Era el último día de las fiestas del pueblo y entre las actividades previstas para la tarde festiva estaba un burrocross. Movido por la curiosidad de quien nunca ha visto un burrocross y temiéndome lo peor, me acerqué a ver cómo era aquello. Comprendí entonces por qué los ecologistas suelen criticar este tipo de carreras.
Para empezar, los burros llegaban a la
pradera atados, de distintas maneras: unos andando, otros atados a un quad que
les servía de guía... Ya en la pradera, y mientras esperaban el comienzo de la
prueba, los burros se veían nerviosos y desubicados, con razón. La música a
tope y un gentío que gritaba más que la música no ayudaban a que estuviesen
tranquilos. Tampoco ayudaba que algunos de los que los iban a montar los
estuviesen tratando de disfrazar, con todo tipo de atuendos.
Tras los preparativos, la carrera en
sí misma tuvo ese toque rancio de esos festejos en los que hay que tirar de
animales para divertirse: burros que van para donde no tienen que ir, jinetes
que luchan para no caerse, público que aplaude, grita y ríe a todo volúmen y
música que no cesa y que se debía de escuchar desde Mieres. No aguanté hasta el
final y me fui. Era muy superior a mí ver cómo en pleno siglo XXI siguen
haciéndose cosas como estas.
Uno de los rocines, en plena carrera |
Las fiestas de Santirso o San Tiso se celebran gracias al apoyo del Ayuntamiento de Mieres y del de Langreo, en una pradera que cae justo en la parte del pueblo que ya es de Langreo. Desconozco cuánto aporta cada ayuntamiento, pero me sorprende que un consistorio como el de Langreo, con una concejalía de Protección Animal, financie este tipo de espectáculos. También es verdad que en Gijón hay otra concejalía llamada Bienestar Animal y se siguen celebrando las corridas de toros de Begoña que es aún peor. Incoherencias de algunos ayuntamientos.
Volviendo a los burros y a las
carreras de burros, hay veterinarios que ya han alertado del estrés que sufren
los animales que participan en ellas y que con la ley en la mano puede ser
catalogado hasta como maltrato. No entiendo que la gente siga divirtiéndose a
costa de ver, como los vi yo, burros desorientados y atemorizados por el gentío
y el jolgorio y que algunos además eran llevados a la pradera tirando de quad y
a la carrera. Si de verdad se quieren divertir, que hagan una carrera de a
burro, con personas que se suben a los lomos de otras. Seguro que sería más
divertido que lo que hacen.
Este verano los ecologistas han estado
peleando contra las carreras de burros. De hecho, lograron que se suspendiera
la de las fiestas de Manzaneda, en
Gozón, tras una denuncia en el Seprona. En las Fiestas de San Cristóbal
de Collao, en Siero, estuvieron a punto de conseguirlo y parece ser que Siero
velará a partir de ahora por que no haya burrocrosses en las fiestas. Los
ecologistas no se pronunciaron sobre la de Santirso o San Tiso, así ojalá que
este artículo les sirva para tenerla en cuenta el año que viene de cara a sus
denuncias.
Esto tiene que acabarse. El burro, en
el prau o trabajando tranquilo en las faenas del campo. No de romería.
Ángel Hernández
(La Peña, Mieres)
–Pueden enviarnos textos, imágenes y cualesquiera
otros materiales para publicar en este apartado vía correo electrónico, a elblogdelmierense@gmail.com.
Agradecemos que se indique en el asunto del correo que es para su publicación
en El espacio del lector–
Comentarios