Todo lo que hemos vivido a raíz de la
crisis sanitaria, en especial ese confinamiento de varias semanas, nos ha
dejado cosas positivas. No sé ustedes, pero yo disfruto mucho más de cualquier
conversación con conocidos y amigos, de cualquier paseo y hasta de cualquier
rayo de sol que reciba sin un ventanal de por medio. Creo que ahora valoramos
mucho más pequeños detalles, vamos más tranquilos por la vida y nos dedicamos a
observar con atención todo lo que nos rodea, lo que nos permite encontrarnos
con pequeñas sorpresas que nos llevan a desatar la imaginación.
Es el caso de lo que tienen sobre
estas líneas. ¡Cuántas veces habré pasado frente a esa columna sin ver más allá
de eso, una columna! Esta mole de hormigón armado, uno de los pilares de los
enlaces entre autovías que hay en La Peña, justo al lado del paseo, esconde lo
que yo he llamado un grafiti a lápiz
que, además, tiene su punto de misterio. Si observan la fotografía –pueden
ampliarla, pinchando en ella–, verán una serie de fechas y dos letras, C.P.,
debajo de cada una de las datas. ¿Son C.P. unas iniciales? Tiene toda la pinta
de que sí, de que tras ellas se esconde un Carlos Pérez, una Celia Puente, una Carmen
Pardo, un César Peláez… echenle la imaginación que quieran y pongan a C.P. el
nombre que quieran (y no, no vale Código Postal).
¿Qué llevaba a C.P. a escribir todas
esas fechas en esta columna? ¿Eran los días en los que caminaba hasta La Peña?
¿Las fechas en las que se cruzaba con alguien especial en ese mismo paseo? ¿Son,
acaso, fechas con un significado aún más especial? Qué significaban para C.P.
el 8 de septiembre de 2014, el 13 de octubre de 2014, el 19 de febrero de 2015
o el 20 de agosto de 2016 solo lo sabe el propio o la propia C.P.
El particular cronograma a lápiz de
C.P. termina el 20 de septiembre de 2017. ¿Ya no pasa C.P. frente a esta
columna? ¿Ya no tiene motivos para apuntar en ella fechas que le resultasen
especiales?
Todas estas y otras preguntas surcaron
mi mente cuando, por casualidad y gracias a esa hiperobservación que todos
hemos desarrollado tras el confinamiento, descubrí las fechas, a lápiz, en la
columna. Puede ser un detalle sin importancia, quizás haya quienes me llamen de
todo por haber dedicado un artículo a una veintena de fechas y unas iniciales
que quizás aporten poco o nada a esta web, pero no me negarán que, aunque fuese
por una sola milésima de segundo se han dejado llevar por la imaginación, como
me pasó a mí, y han tratado de poner cara a C.P. y de atribuir un por qué a
esas fechas. Cosas positivas que nos llevamos del confinamiento.
Álvarez
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