El 14 de octubre de 1994 la plaza de Requejo sirvió de escenario para el emotivo homenaje que sus amigos rindieron a Juanín de Mieres. Aquel mismo día, el Almirante había cumplido 89 años. En un reportaje para El Comercio se mostraba tan agradecido como entusiasmado ante ese homenaje y la petición que distintas agrupaciones musicales habían hecho al Consistorio: que Juanín se convirtiese en Hijo Predilecto de Mieres.
"Que mi gente, los mierenses, me quieran, es lo único que puedo pedir", declaraba el artista en el reportaje. En él recordaba cómo, a los dieciesiete años, dio sus primeros pasos en el mundo de la música de la mano del Laureado Orfeón de Mieres, con el que cantó a lo largo de cuatro décadas. Su voz no tardó en llegar hasta las más altas esferas. En 1930, primero con el Orfeón y luego en solitario, actuó en el Palacio Real ante la familia del rey Alfonso XIII. Tiempo después volvería a actuar ante un futuro monarca, el entonces príncipe Juan Carlos, en el marco de una visita que el hoy rey emérito hizo a Fábrica de Mieres. Su voz le gustó tanto al Borbón que en 1976, ya como monarca, Juan Carlos se cruzó con Celso Antuña, alcalde de Mieres, y le preguntó por Juanín.
"Soy mierense cien por cien", reconocía, y justificaba su marcha a Gijón en 1966 en el cariño que siempre tuvo por su familia. "Aquí viven mis dos hijas y mis tres nietos y hay más bancos y sitios para pasear", comentaba en el reportaje.
La Banda de Música de Mieres, el Orfeón de la localidad y la Tertulia de Amigos de la Canción Asturiana impulsaron que Juanín fuese reconocido como el segundo Hijo Predilecto de Mieres, seis años después de que otro artista, el cantante Víctor Manuel, fuese condecorado como el primer Hijo Predilecto del concejo. Pese a los deseos de sus amigos y del propio Juanín, la propuesta no llegó a materializarse. Aunque no consiguió ser Hijo Predilecto, sí logró tener una calle con su nombre, una vía peatonal que él mismo inauguró en febrero de 1996.
"De aquí a veinte años, la tonada habrá desaparecido", señalaba el Almirante en 1994. "Al igual que ya no existen la peonza, el liriu y otros juegos de mi época, la canción asturiana dejará de existir", vaticinaba hace casi tres décadas. Con un estado de salud delicado, la tonada pervive y lo hace, en buena medida, gracias a memoriales como el Encuentro con el Mito de la Canción Asturiana, que se celebraba anualmente con ocasión de San Xuan y que fue creado honor de este artista, que nos dejó hace casi dos décadas, el 13 de septiembre de 2003.
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