Imagínese que vuelve a casa conduciendo. Tiene que dar un rodeo, porque el sentido de la circulación le obliga a ello. De repente, se le viene a la cabeza una calle por la que atajaría y, en consecuencia, ahorraría tiempo y combustible. Esa calle es de dirección prohibida. Se asoma, ve la señal, ve que no hay nadie, porque es de madrugada… Tentador, ¿verdad? Sin embargo, estoy convencida de que el 99,9% de los conductores que estén leyendo esto no decidirían jamás meterse por una calle en dirección prohibida. Es de sentido común.
Sustituyamos ahora a los conductores por peatones y a la calle que permite atajar por un paso peatonal que ha sido cerrado por obras y que, día sí y día también, aparece reabierto por gente que se niega a dar un rodeo. Cabe señalar que el paso peatonal es una pasarela cuyos extremos han sido cerrados, en poco más de un mes, con una cinta, vallas de obra, vallas metálicas, balizas y con grandes carteles de prohibido el paso. Todo ello ha durado entre poco y nada. Hablo, como se puede intuir por la imagen que abre el artículo, de la pasarela que une Vega de Arriba y Gonzalín.
Para quienes no lo sepan, la pasarela fue clausurada hace unas semanas ya que el Ministerio de Transportes va a realizar en ella distintas obras que se prolongarán durante seis meses. Es cierto que las obras no han comenzado y que quizás se precipitaron un poco cerrando la pasarela. También es verdad que esa pasarela da mucho servicio a pueblos como La Fonda y El Requexau. No es lo mismo bajar a comprar, cruzando la pasarela, a un conocido supermercado de La Mayacina o al médico en el ambulatorio sur, que tener que bajar, alargando el paseo, por el puente Siana o el puente del enlace sur de la A-66. Lo mismo cabe aplicar respecto de quienes transitábamos, y me incluyo, por esta pasarela para ir alguna tarde al paseo fluvial. Ahora mismo yo prefiero ir al puente Siana que colarme por un paso que está cerrado, aunque los cierres hayan sido reventados varias veces, y arriesgarme a que me multen. Visto lo visto debo ser la única, porque en el momento de escribir estas líneas, a día 20 de mayo, me sorprendió ver la gran cantidad de gente que pasaba por la pasarela aprovechando que la valla de Vega de Arriba estaba tirada en el suelo y la de Gonzalín ligeramente apartada. ¿Pensarán hacer lo mismo cuando haya operarios trabajando? 
Comentaba hace unas líneas que puede que el Ministerio se precipitase un poco a la hora de cerrar la pasarela, pero, ¿y si lo ha hecho porque los informes técnicos que se elaboraron aconsejan tenerla cerrada, por seguridad? Cabe recordar que la obra que se proyecta tiene un plazo de ejecución de seis meses y que, entre otras cosas, contempla reformas en la estructura de esta pasarela, que si la memoria no me falla, lleva más de tres décadas en pie.
En fin, no seré yo quien diga lo que hay que hacer y lo que no, pero no me parece correcto transitar por un paso cerrado y, mucho menos, destrozar las vallas y las cintas que impiden el paso. Creo que, como lo de la dirección prohibida del comienzo, es una cosa de sentido común.
Álvarez
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