PEQUEÑAS SEMBLANZAS DE GRANDES MIERENSES: Nacho Martínez

"Era un actor que lo tenía todo. Recuerdo que causaba asombro, porque era un galán perfecto, de los que no se daba en el cine español. Lo tenía todo para triunfar, podía haber hecho mucho más, pero, desgraciadamente, la enfermedad no lo permitió". Con estas palabras describía el director ovetense Gonzalo Suárez a Nacho Martínez, uno de los grandes actores que ha dado Mieres.

El actor, en una escena de Los pazos de Ulloa (RTVE, 1985)

Gonzalo Suárez conocía muy bien a Nacho Martínez, pues no en vano, Martínez había debutado como actor en una película dirigida por él, La Regenta, rodada en Oviedo en 1974. En ella, a los veintidós años y con un pequeño papel se dio a conocer este actor, cuyo nombre completo era Ignacio Martínez Navia-Osorio, y que vino al mundo en Mieres el 8 de julio de 1952. En aquel entonces, Nacho Martínez era un estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo que llevaba varios años como actor en grupos de teatro universitario, y que, poco después, haría lo propio en el grupo asturiano Caterva, uno de los grupos de teatro independiente más famosos de España. Casualidades de la vida, Gonzalo Suárez fue también el encargado de darle su primer papel en televisión, en la serie Los pazos de Ulloa, producida por RTVE en 1985.
La Regenta y Los pazos de Ulloa fueron el punto de partida de la carrera de Nacho Martínez, una carrera breve, pero intensa, en la que rodó casi una veintena de películas, a las órdenes de grandes directores como Fernando Fernán Gómez (El viaje a ninguna parte, en 1986); Imanol Uribe (Adiós pequeña, en 1986); José Luis Cuerda (La viuda del capitán Estrada, de 1991), o Pedro Almodóvar (Matador, de 1986, y Tacones lejanos, de 1991). Instalado en Madrid desde que dejase su Asturias natal en 1984, compaginó la gran pantalla con la pequeña, en la que se dejó ver en series como El olivar de Atocha, de 1988; Los jinetes del alba, de 1990, o Un día volveré, de 1993, todas ellas adaptaciones de distintas obras literarias producidas por RTVE.
Convertido en uno de los galanes por excelencia del cine y la televisión del momento, Nacho Martínez vivió una dulce carrera profesional hasta que, a comienzos de los 90, una pancreatitis le sobrevino súbitamente mientras preparaba una obra de teatro. Fue el comienzo de un periplo por hospitales en el que le diagnosticaron un cáncer de pulmón. Su vida se apagó el 24 de julio de 1996 en el Hospital Central de Asturias, pocos días después de haber cumplido 44 años.

 

"Era un amigo muy cercano. Para Matador me daba una especie de nobleza viril que tiene que ver con la galanura, pero que es otra cosa: una especie de peso, de gravedad. En su imagen de galán se mezclaba algo trascendente, doloroso, de un dolor relajado. Y creo que todas esas cualidades las tenía también personalmente", declaró a los medios un emocionado Pedro Almodóvar, tras conocerse el fallecimiento de Nacho Martínez. También se mostró compungido su gran amigo Gonzalo Suárez, con el que Nacho había rodado su última película, Mi nombre es sombra, unos meses antes de fallecer.
El nombre de este mierense no se hizo sombra tras su muerte. Desde 2002 y hasta 2020 el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX) entregó todos los años un galardón con su nombre, un galardón que fue retirado hace casi dos años tras el fallecimiento del escultor Jaime Herrero, amigo de Nacho Martínez, y encargado de hacer cada año una estatuilla distinta. "No tiene sentido", argumentaron desde el FICX, para defender la retirada de su nombre de un galardón que recibieron, entre otros, Imanol Arias, Lluís Homar, Carmelo Gómez o Verónica Forqué.
Todos ellos coincidieron en recordar el talento de un hombre que, si su salud se lo hubiera permitido, tendría hoy, a sus casi 70 años, una amplísima trayectoria artística.

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