El pasado verano tuve la suerte de moverme mucho por la zona rural del concejo y la desgracia de descubrir historias que me llevan a pensar en que la tecnología no es ni tan operativa ni tan funcional como nos quieren vender. Pero vayamos por partes…
Algo que me maravilló es que soy clienta de una compañía que empieza por M y que es una de las tres con más clientes de este país. Tengo un smartphone normal, que no es ni 5G, y pensé que encontraría cobertura fácilmente. Cuando hablo de cobertura me refiero a señal para llamar. ¿Qué creen? Ni rastro de cobertura en los valles de Urbiés (dirección a El Colléu) y la misma situación en Cenera, el entorno de los Mártires, Nicolasa o La Vega San Pedro. Mi móvil solo vale para llamadas de emergencia en esos enclaves e imagino que en muchos otros. Evidentemente, si no hay cobertura no se puede pedir que haya conexión a internet, con lo que sí, desconexión total. Que es cierto que es bueno desconectar, pero no es plan no tener cobertura en sitios poblados, con servicios, con turismo, con necesidades que solo pueden resolverse por teléfono.
Este problema ha hecho que Movistar, ahora voy a dar el nombre, haya tenido que recular en su plan de ventilarse el cable de cobre de los fijos antiguos de los pueblos. El apagón estaba programado para el 19 de abril de este año. Seis meses después, los fijos antiguos con líneas de cable de cobre siguen operativos. Todo, porque es imposible ofrecer alternativa alguna en sitios donde no hay cobertura ni para la señal por radio. De internet ni hablamos. Y sitios que, como pueden ver por los ejemplos ya citados, tampoco están tan lejos de la ciudad ni son alta montaña. De hecho, en alta montaña la cobertura es infinitamente mejor. En la cima del Llosoriu se pilla 4G y en la de Polio, también. Quizás hasta 5G, lo desconozco. "Lo guapo será ver qué pasa si nos quiten lo del cobre, porque seguir siguen mandando cartes", me comentaba un vecino de Cenera. La fibra, instalada hace un par de años, ha dado resultados dispares. Los móviles asociados a ella, también.
No sé si los consumidores o los gobernantes o ambos, pero alguien tiene que coger el toro por las riendas y pedir a las compañías telefónicas que no abandonen la zona rural. Que si se instala fibra, funcione. Que haya cobertura, al menos un mínimo, allá donde haya una vivienda. Que las centrales de cable de cobre van a seguir abiertas hasta que se pueda ofrecer una alternativa real y eficaz, si es que existe.
Nos están vendiendo la moto con la tecnología y, como se está viendo, resulta mucho más efectivo un cable de cobre puesto hace cincuenta años que un smartphone.
ÁLVAREZ
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