Aprovecho vuestra página para dar reconocimiento a una iniciativa que me parece fabulosa y que conocí, por boca de mi nieta, hace unos meses.
Desconozco cuanto tiempo hace que el Ayuntamiento, en colaboración con el Principado, dispensa preservativos gratis, pero me parece una idea fabulosa que sin duda alguna va a permitir tomar conciencia de los peligros que tiene el sexo sin protección y ojalá ataje todo lo relacionado con enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Quizás por mi edad, ya pasados los setenta, aplaudo que los profilácticos estén al alcance de quienes los necesite. En mi época, igual que en la de muchos de vuestros lectores y lectoras, un preservativo era casi un artículo de lujo. No se encontraban en las máquinas expendedoras, que ni existían, ni en supermercados. Solo se podían adquirir en la farmacia, siempre que el farmacéutico en cuestión no tuviera una estúpida objeción de conciencia que hacía que muchos no los vendiesen. De la vergüenza que daba ir a comprarlos ya no hablo.
Menos mal que los tiempos han cambiado. Ojalá la juventud sepa apreciar esto que ahora tienen y que los y las de mi quinta no tuvimos. Me parece fabuloso que los hayan dejado en ciertos lugares estratégicos y discretos, entre ellos la biblioteca, para que pueda cogerlos quien quiera, sin ser mirados, sin preguntas, sin cuestiones. Celebro que haya conciencia y estas medidas que nos hacen ganar como sociedad y en salud pública.
Isolina Álvarez
(Mieres)
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