El 13 de octubre de 1999 Uxo amanecía con una triste noticia, el hallazgo del cuerpo sin vida de Pedro Carrizo, un conocido hostelero que llevaba desaparecido tres días.
En una localidad donde aún se respiraba tensión, tras el asesinato, unos días antes, de Ramiro Valdés, el 10 de octubre, domingo, los familiares de Pedro dieron la voz de alarma al constatar que no se encontraba en su domicilio, pero sí estaban sus inseparables dos perros. Fue visto por última vez a última hora de la tarde del día 10, cuando acudió a cerrar el bar que regentaba en el barrio La Vega. Había manifestado su intención de ver un cometa, para lo que se había llevado de casa unos prismáticos. Sin embargo, no volvió. "Se encontraba muy tranquilo y sin síntomas extraños que advirtieran algo", señalaron sus compañeros de partida en el bar a la prensa, al día siguiente de su desaparición.
La Guardia Civil rastreó la zona sin obtener ni una pista el lunes. El martes, se intensificaron las labores de búsqueda, de nuevo, sin resultados. Fue el miércoles cuando se organizaron grupos para efectuar batidas. Uno de ellos encontró el cuerpo sin vida de Pedro a eso de las once de la mañana en la orilla de las vías del tren, a la altura de Reicastro. Sus documentos identificativos, su cartera y los prismáticos estaban con él.
Desde el primer momento se descartó una muerte violenta y se trabajó con la hipótesis de un fatal accidente: Pedro cerró el bar, se fue a dar un paseo sin sus perros, deseoso de ver el cometa. Se dirigió a las vías, una zona que no solía recorrer con los canes. A la altura del apartadero de Reicastro le sobrevino algún tipo de incidente y se desplomó contra el suelo, lo que le provocó un golpe fatal en la cabeza.
Carrizo era muy apreciado en Uxo, donde sus vecinos aún lo recuerdan como un tipo tranquilo, amable, hogareño y siempre dispuesto a ayudar.
Ilustran esta entrada un recorte de El Comercio del 12 de octubre de 1999 y una fotografía de Reicastro, con las vías del tren al fondo.


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