UN LUGAR PARA VIVIR: La Llinar

Un caserío con altitud, con vistas, con la tranquilidad más absoluta, pero devorado por el tiempo y perjudicado por un factor ajeno a él: no tiene otro acceso más que a pie, y con mucha dificultad, con un camino estrecho y lleno de maleza que, en algunos puntos, se asoma a desniveles considerables. Ponemos rumbo a LA LLINAR.


LA LLINAR es un caserío de la parroquia de Santa Cruz. Situado a 450 metros de altitud sobre el nivel del mar, dista unos siete kilómetros de Mieres del Camín y, si bien estuvo habitado hasta hace no muchos años, hoy ha caído en el olvido y su única moradora es la maleza.
Compuesto por una vivienda de planta baja construida, según Catastro, en 1922, a ella se suma una cuadra con trazas de vivienda, hecha en piedra, que no padece el abandono tanto como la vivienda. 
Nos comentan en Santa Cruz que este caserío estuvo a la venta hace unos meses. No saben si se habrá vendido. En internet, al menos, no queda rastro del anuncio. Ojalá sea la forma de devolver la vida a un lugar de esos que, de una u otra manera, nos marcan. Hubo vida allí donde ahora solo hay silencio. 

La tranquilidad, el paisaje y la rica variedad de árboles frutales que pueden verse en LA LLINAR son algunos de los aspectos que debemos destacar de este caserío, que cuenta, además, con impresionantes vistas de la parroquia de Santa Cruz, aunque solo en invierno, cuando la caída de las hojas permite divisarlo desde distintos puntos de la parroquia. 

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