Práxedes Fernández García nació en
Puente La Luisa, una pequeña población entre Sueros y Ablaña, el 21 de julio de
1886. Criada en una familia minera y católica, de adolescente quiso ingresar en
la vida religiosa. Sin embargo, cuidar de su padre, enfermo crónico, hizo que
tuviera que deshacerse de tal idea. No obstante, sí que se decidió a ser
catequista e incluso llegó a ser directiva de las Hijas de María (una rama
laica de los Dominicos) en el Colegio de Fábrica de Mieres.
Se casó con veintiocho años, en Siana,
con Gabriel Fernández, natural de Cuna, y de profesión electricista. Con
él se fue a vivir a una casa alquilada a
Figaredo, en la que nacieron sus tuvo cuatro hijos. El último nació,
casualidades de la vida, solo tres días antes de que Gabriel falleciera en un
accidente ferroviario. La muerte de su esposo llevó a Práxedes a convertirse en
empleada del hogar de varias familias pudientes.
*Práxedes Fernández. |
Seguidora de los cánones católicos
sobre la resignación y la ayuda al prójimo, cuentan que, pese a su difícil
situación, regalaba su ropa y la de sus hijos a los que estaban todavía más
necesitados que ellos y que ofrecía desayuno y cena en su casa a quien lo
necesitase.
Uno de sus hijos, Enrique, decidió
profesar como dominico, lo que la agradó muchísimo. A él le envió durante su
estancia en la Escuela Apostólica de Las Caldas de Besaya cuarenta y siete
cartas en las que reflexionaba sobre asuntos religiosos y se enorgullecía del
buen trabajo hecho en la educación de sus hijos.
Tras la Revolución de Octubre de 1934,
con una gran persecución religiosa en Mieres, se fue a vivir a Oviedo,
instalándose en la parroquia de Santa María la Real de la Corte, donde en la
tarde del 5 de octubre de 1936 tuvo un ataque de apendicitis, imposible de
operar en una ciudad sitiada como lo estaba Oviedo en aquellos momentos.
Fallecía un día después, el 6 de octubre, después de haber escuchado misa y
comulgar por última vez.
Su fama de santidad se extendió rápidamente
fuera de Asturias y de España y comenzaron a publicarse obras sobre su vida. En
1953, Teodoro Labrador, arzobispo de Foochow (China) celebró en la iglesia de
San Juan una misa en su honor a la que asistieron más de dos mil fieles. En
1957 se inició, sobre la base de esas cartas enviadas a su hijo, su causa de
beatificación. En 2014 el Papa Francisco autorizó la publicación del decreto
vaticano en el que se le reconocen “virtudes
heroicas”, como paso previo a su beatificación, que se aprobará cuando se reconozca un
milagro suyo.
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