Decía que voy a alabar, aunque no sé a quién… Voy a salir a dar una vuelta a ver si encuentro algo para elogiar. Ahora vuelvo.
Ya di un rodeo por Mieres y ya me ha llegado la inspiración… Voy a rendir homenaje a aquellos que viven de las casas números 158, 160 y 170 del barrio de La Villa.
¿Por qué? Se preguntará algún lector. Espérese, voy a explicárselo.
Los números que anteriormente mencioné se encuentran en la zona posiblemente más tranquila de todo Mieres de lunes a jueves y en la más ruidosa de viernes a domingo. Tres pubs se concentran en ese lugar. Tres pubs con cientos de clientes (en su mayoría gente joven) a los que les gusta la música y el ruido hasta las tantas de la mañana y que quienes viven en la zona tienen que tragar, aunque no es solo eso. Únase también gritos, discusiones, peleas y demás actos poco cívicos que tienen que aguantar de aquellos que se pasan con la bebida.
Es laudable que, a pesar de todo, esa gente que vive ahí no deje su hogar por causas externas (yo lo haría, no puedo aguantar dormir como mínimo cada noche, ocho horas).
Quiero dejar claro que personas como las que viven en esos números y que tienen que aguantar el run-run de las noches de los fines de semana las hay en la calle Covadonga, en el propio barrio de La Villa y en otros muchos lugares que, sin haber pubs, hay otros tipos de ruidos. A todos ellos van dedicadas estas palabras.
Por cierto, ruego que me disculpen si he resultado un poco “pedante”, no estoy atravesando una buena etapa.
-PLAUTO-
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Pena y dolor