Desde su construcción, hace ya más medio siglo, muchos (por no decir todos) han sido los mierenses que han jugado en él, se han sentado en alguno de sus bancos o, simplemente, han dado un paseo por él.
Los terrenos que actualmente ocupa el parque Jovellanos eran en 1950 una sucesión de fincas de labranza en las que aún pastaba el ganado. Un hórreo y también algún cobertizo eran todas las construcciones que había. La Plaza de Abastos, situada a unos cien metros, llevaba medio siglo construida y en su entorno las edificaciones en altura comenzaban a proliferar. En ese escenario, el Ayuntamiento decidió dar un empuje meramente estético a la ciudad y se tomó la decisión de construir un parque. El proyecto fue encargado al arquitecto Luis Cuesta, que contó con la colaboración de un por entonces joven delineante que acababa de llegar al Consistorio, Orlando Menéndez, que posteriormente ejercería como jefe municipal de Obras y Servicios durante varias décadas. «La actuación se desarrolló con un enorme cariño», recuerda el funcionario, ya jubilado. El fruto de este esfuerzo fue recompensado unos años después, concretamente en 1964, cuando el Jovellanos recibió el premio al jardín más bonito y cuidado de Asturias. Inicialmente, el proyecto que vio la luz en 1951 únicamente recogía un espacio verde entre la que es ahora la calle Manuel Llaneza y la zona del auditorio, es decir, la mitad sur del actual parque. Entre 1954 y 1955, según explica el propio Orlando Menéndez, se abordó una ampliación hasta la actual calle Carreño Miranda, creando el espacio que tradicionalmente se conoce entre los mierenses por el estanque de los patos. En 1985 se eliminaron los chopos plantados originariamente, que fueron sustituidos por magnolios. Las últimas reformas del Jovellanos se abordaron en 2002 y 2005.
Comenzamos con el estanque...
Comentarios
Desde luego aqui si que se puede decir aquello de: una imagen vale más que mil palabras.