REPORTAJE: Nuestra demografía. De dónde venimos y hacia dónde vamos

Mieres sigue perdiendo población a un ritmo vertiginoso. El padrón de 2012, dado a conocer hace unos días, refleja que en estos momentos son 41.610 los habitantes que hay en el municipio. La imparable tendencia a la baja se arrastra ya desde hace medio siglo, sin que de momento se atisbe un cambio. Y es que el ritmo de despoblamiento, lejos de ralentizarse, se está incluso acelerando. En la última década, desde 2003, el concejo ha perdido 6.008 vecinos. Este balance es peor que el del decenio anterior, ya que entre 1993 y 2003, la pérdida de población se quedó en 5.788 bajas.

A principios del siglo XX el concejo de Mieres contaba con una población de 18.265 habitantes, alcanzando su tope demográfico en la década de 1960, cuando llega a los 70.871 habitantes, una cifra nunca alcanzada por ningún concejo minero, que refleja el gran efecto llamada de la necesidad de mano de obra para la minería y metalurgia.
A partir de esa década el proceso se invierte, entrando en una dinámica recesiva que le hace perder más de 25.000 habitantes, llegando en la actualidad a situarse por debajo de los 42.000.
Mieres del Camín cuenta en la actualidad con 23.908 habitantes, siendo históricamente la localidad más poblada del municipio, que cuenta con otros centros de gran ocupación en las vegas del Caudal y sus afluentes el Turón y San Xuan,  con localidades como Ujo, Figaredo, Rioturbio o Turón.
La estructura demográfica del concejo está marcada por la población adulta, que representa un 30%. Jóvenes y mayores de 60 años tienen unos efectivos similares que rondan el 24% de la población. Las cifras más altas de población coinciden con la etapa álgida de la explotación de los pozos mineros y la necesidad de mano de obra, que desde ese tope de la década de los sesenta ha sufrido varios procesos de emigración, con una primera oleada relacionada con el desmantelamiento de su industria y el traslado a Gijón (Fábrica de Mieres, años 70); una segunda oleada, entre 1981-1991, que refleja el cierre de explotaciones mineras y la pérdida de puestos de trabajo; y una tercera, que da un paso más en la pérdida de tejido industrial y minero, que mantiene una paulatina pérdida de población en el marco de la actual crisis económica.

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