El
Ayuntamiento, Hunosa, el Incuna y el SOMA proponen diversos usos para el recién
restaurado pozo Santa Bárbara
Manuel Ángel Álvarez, Vicealcalde,
declaraba hace unos días respecto del pozo Santa Bárbara que "no queremos que el pozo se dedique a
un uso estrictamente turístico". La propuesta del Gobierno local pasa
por destinar sólo una parte del pozo a las visitas y dejar algunos espacios
libres para promover el asentamiento de "emprendedores del concejo".
Es una idea que los responsables de
Incuna (Asociación de Patrimonio de Industria, Cultura y Naturaleza) ven con
buenos ojos. El presidente de la asociación, Miguel Ángel Álvarez, destacó que "la reutilización de las instalaciones
para fines industriales es una forma de garantizar el mantenimiento del
patrimonio".
*Entrada al pozo, tras la rehabilitación. |
Por su parte, Hunosa tampoco cierra la
puerta a un nuevo uso industrial para las instalaciones del pozo Santa Bárbara.
Así lo afirmó la propia presidenta, María Teresa Mallada, durante un encuentro
con responsables de Incuna, el Ayuntamiento de Mieres y la Asociación Cultural
y Minera ‘Santa Bárbara’. Además, también anunció que se realizarán una serie
de actuaciones para garantizar la seguridad en las instalaciones en cuanto se
decida la actividad para el exterior del pozo, también conocido como La
Rabaldana.
Por su parte, desde el SOMA-FITAG-UGT
se ha puesto encima de la mesa una iniciativa que pasa porque la Fundación
Laboral de Minusválidos Santa Bárbara (Fusba) utilice las dependencias del pozo
de La Rebaldana para impulsar dos nuevos proyectos: uno relacionado con el
archivo de documentos (tanto en papel como en medios digitales), y otro
relacionado con la oferta de servicios medioambientales y a comunidades de
propietarios.
Para los responsables del sindicato, "el proyecto del pozo Santa Bárbara se
encuentra con dos problemas que lastran su futuro". En este sentido
apuntan a que por un lado, la rehabilitación de las instalaciones no fue
integral, sino que solo afectó a una parte del conjunto. Por otra parte, "no se definió el uso que iba a dársele
una vez acabadas la obras, aunque fuera tan siquiera a la parte
rehabilitada". A juicio del SOMA "los
proyectos culturales por si solos no garantizan que sean autosuficientes debido
a que las administraciones no están dispuestas a soportar los costes de nuevas
instalaciones si no son sostenibles por
si solas en los gastos básicos de mantenimiento".
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