1 de noviembre de 1911, sobre las tres
o tres y media de la tarde. Cementerio de La Belonga. Eugenia Ríos, una mujer
de unos veintipocos años, sale del cementerio. Se encuentra con Anisia Álvarez,
de veinte años y conocida como ‘La Antroxina’, por su forma peculiar de vestir.
Anisia le lanza varios reproches, saca de su bolso un cuchillo de 32
centímetros de hoja, y la apuñala en varias ocasiones. Eugenia da voces,
esperando ser socorrida por alguien. No tiene suerte y muere.
Aturdida por lo que acaba de hacer,
Anisia huye del lugar, dejándose uno de sus zapatos cerca del cadáver. El
zapato, de un vivo color rojo, sería la pista que permitiese dar con Anisia,
pocas horas después, en El Curión, un pueblo próximo a La Pereda, donde vivían
sus padres y a donde se dirigía con su marido.
*Cementerio de La Belonga, donde ocurrieron los hechos. |
La historia no quedó ahí y se
transformó en leyenda. Una leyenda con toques fantasmales que asegura que,
desde entonces, acercándose cada 1 de noviembre al cementerio de La Belonga, es
posible oír los lamentos de una mujer pidiendo socorro. Una mujer que había
sido asesinada allí y que desde entonces busca a su asesina llevando entre
manos un zapato rojo que aquella había olvidado en el lugar del crimen.
Leyenda a partir de la realidad,
constituida por ese asesinato.
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