Quince años o, lo que es lo mismo,
tres lustros, son a veces suficientes para ver cómo determinados lugares han
cambiado radicalmente con el paso del tiempo.
Es el caso de la Casa de Cultura,
sometida a obras de reforma durante los años 2006 y 2007, que además de ampliar
las instalaciones y mejorar su estructura, implicaron un lavado de cara del
edificio, que perdió su color gris en pro de un color crema así como los marcos
de color rojo de algunas de las ventanas de la biblioteca, símbolo por aquel
entonces de la Casa de Cultura. El paso del tiempo hace que hoy sea impensable
ver motos aparcadas en la calle Jerónimo Ibrán, peatonalizada en ese tramo
desde el año 2005.
Nada queda de lo que se ve en esta
segunda fotografía del 2002, correspondiente a parte del barrio de Oñón. Realmente, algo
sí que queda: el río San Juan, que sigue transcurriendo, impasible, entre los
muros de su cauce. Por lo demás, ninguna de las muchas casas que se ven en la
fotografía se mantiene en pie. Todas ellas fueron demolidas, entre los años
2007 y 2009, pensando en el desarrollo urbanístico de la zona, un desarrollo
urbanístico paralizado desde hace siete años.
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