Diez
años y más de 330 lugares para vivir.
Ese es el balance de una sección que junto
Cómo han pasado los años es la
única que han resistido al paso del tiempo y que ha acompañado a los lectores
de esta web durante la última década. Una sección que es hoy por hoy uno de los
pilares de la página y el principal canal de tráfico en diferido, esto es,
personas que hacen determinadas búsquedas en internet y acaban llegando a
alguna de sus entradas.
Durante
estos diez años les hemos mostrado cómo son los distintos pueblos, caseríos y
lugares del concejo a través de reportajes que combinan información y
fotografías. Sin embargo, nuestro ‘trabajo’ en cada uno de los lugares que
hemos ido visitando va más allá de lo que se ve en esos reportajes. Fruto de
ello, disponemos de un archivo de centenares de fotografías que no han salido
publicadas. Entre todas ellas hay un buen número de instantáneas que se
corresponden con aquello que nosotros hemos llamado La vida en un lugar para vivir. Coincidiendo con nuestro
aniversario, hemos decidido hacer públicas sesenta de esas fotografías inéditas
que muestran animales, paisajes y paisanajes que nos hemos ido topando a lo
largo de estos años de recorrido por la zona rural del concejo. Las hemos
decidido publicar a lo largo de tres entregas, precedidas de pequeños textos
explicativos y rotuladas con la fecha y el lugar en el que fueron realizadas.
Todas se amplían haciendo clic.
Es
frecuente escuchar que nadie hace nada por los pueblos, que todo está
abandonado. Son los propios vecinos, muchas veces poniendo dinero a escote, los
responsables de que los pueblos recuperen aquello que perdieron o estuvieron a
punto de perder. Es el caso del lavadero de Brañanoceo, que nosotros conocimos
en 2012 a punto de venirse abajo y que en 2017 volvimos a ver como se aprecia
en la segunda fotografía:
Otro
ejemplo, también con un lavadero, el de Santa Llucía, como protagonista,
corrobora lo que comentábamos antes. En 2012 nos fue imposible llegar a él,
porque la maleza lo había, literalmente, devorado, pese a ser objeto de una
profunda restauración en 2003. El año pasado pudimos, por fin, conocer este
pequeño lavadero, recuperado por los lugareños:
A
lo largo de estos diez años recorriendo pueblos nos ha llamado la atención cómo
en casi todos ellos hay un componente o un elemento religioso, que se
manifiesta de distintas formas, como la capilla de Brañanoveles, consagrada a
Santa Bárbara, cuyo sencillo altar les mostramos en la primera imagen; o la
réplica a escala de la cueva de la virgen de Covadonga, que se puede encontrar
al lado de la fuente de Les Cuestes de Baiña:
Los
pueblos del concejo esconden, y eso también lo hemos comprobado, grandes
artistas que normalmente pasan desapercibidos y que merecen su espacio en este
reportaje especial. Es el caso del vecino de La Rebollá que con restos de
antenas y unos cuantos materiales reciclados hacía esculturas un tanto
vanguardistas, como un barco pirata o un dragón alado; o del vecino de La
Valdriana que convertía raíces de árboles en cuélebres que decoraban su hórreo:
Por
cierto, ya que hablamos de hórreos, no podemos dejar en el tintero el talento
de aquellos que se dedican a decorarlos por fuera de distintas maneras, desde
las clásicas calaveras de vacas puestas sobre un xugu y con una docena de
cencerros que vimos en Cenera, hasta los pósteres, coloridos y mucho más
vitalistas, que adornaban un hórreo en Casares:
El
arte está presente en los pueblos, de eso no hay duda. También en ellos se pueden ver formas 'artísticas' que
tradicionalmente se asocian a las ciudades: las pintadas. Algunos,
reivindicativos, como el “Huele mal a culo”, que nos encontrábamos en un
contenedor en Sobrobio. Otros, que plantean muchas incógnitas, como el
“Jerónimo. Día 5-7-51” que figura en un hórreo de El Riquixu. Pese a que lo
preguntamos a una vecina, no pudimos saber quién era Jerónimo y por qué hizo
esa pintada en el hórreo. Si alguien tiene más datos que nos ayuden a resolver
este misterio, estaremos encantados de conocerlos:
La
creatividad en los pueblos del concejo es tal que hay hasta quien fabrica cosas
tan curiosas como la que pueden ver en este vídeo, con la que nos topamos en
una finca de L’Escalá. Un chorro de agua cae constantemente en una botella de
plástico abierta en canal y unida por un palo a una parte final metálica que
cuando la botella se llena golpea en una pota y vuelve a golpear cuando se
vacía. Es difícil de explicar, pero seguro que viéndolo se entiende mejor. Lo
que no sabemos es para qué se utiliza:
Aunque
en estos reportajes especiales hemos querido resaltar lo bueno y lo guapo de
los pueblos, es innegable que los lugares para vivir del concejo tienen también
problemas o cosas menos guapas. Algunas vienen por servicios que las
administraciones no prestan con la frecuencia con la que deberían, como estos
contenedores saturados en los que rebuscaban dos gatos, en Villar de Gallegos:
Otras,
por aquellas personas que llevan a cabo prácticas que atentan contra el
entorno, como los responsables de abandonar este Land Rover Santana que durante
más de dos décadas estuvo pudriéndose en una mata, al lado del camino que
atraviesa Terceros de Mariana:
En
otras ocasiones son disputas entre vecinos las que ensombrecen lo bonito de los
pueblos y hacen que acaben pagando quienes menos culpa tienen, como los árboles y animales. En más de una
ocasión, tristemente, nos hemos encontrado carteles con llamadas de atención
como esta que leímos en Villar d’Uxo:
Cosas
desagradables al margen, lo cierto es que tenemos en Mieres más de 400 lugares
para vivir por los que da gusto darse una vuelta, descubriendo pequeños
rincones como esta fuente de Vegaotos o este improvisado monumento que recuerda
el pasado minero del concejo en Ribono:
Lugares,
todos ellos, en los que viven personas de lo más amables, a las que queremos
agradecer el tiempo que nos dedicaron en enseñarnos, por ejemplo, esta antigua
forna de Valmurián o lo guapo que se ve Arriondo de Figaredo desde uno de sus
prados:
Como
habrán constatado, hemos disfrutado y mucho estos diez años recorriendo los
pueblos del concejo. Gracias a todos los que de una u otra forma lo han hecho
posible, proporcionándonos datos, historias y minutos, incluso horas, de
conversaciones desinteresadas. Gracias también a los lectores que han permitido
que esta sección sea uno de los referentes de EL BLOG DEL MIERENSE.
Por
otros diez años más, como mínimo, recorriendo lugares para vivir.
Si
se ha perdido o quiere releer alguno de los dos reportajes especiales previos,
puede encontrarlos siguiendo estos enlaces:
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