Como
muchos domingos, el campo de fútbol de Las Moreras, en La Villa, acogía un
partido del San Juan de Mieres, el filial del Caudal. El equipo, que antes era
conocido como el Racinguín de Mieres, disputaba el 23 de noviembre de 1947 un
partido contra el Tudela Veguín, ambos en la primera categoría regional desde
la temporada anterior.
Recorte de prensa de El País |
Ni los jugadores ni el público imaginaban que aquel partido, que el San Juan iba ganando, acabaría de manera abrupta después de que el portero del San Juan cayese fulminado poco después de parar el balón con el pecho.
Pese
a que los jugadores y entrenadores de ambos clubes actuaron con rapidez y
trasladaron al portero a la Casa de Socorro, situada en aquella época en la
calle Leopoldo Alas Clarín, nada se pudo hacer por salvar la vida de José Luis
Pardo Fernández, un joven veinteañero apasionado por el fútbol y que había
conseguido en poco tiempo ser uno de los referentes de la primera regional
asturiana gracias a sus proezas en la portería.
Un
“colapso” fue la causa de su inesperada muerte, tal y como apuntaron los
diarios de la época. Su corazón se paró y no sirvió de nada el auxilio médico
que le proporcionaron en la Casa de Socorro.
La
noticia corrió como la pólvora por el concejo, dado que aquel partido estaba
siendo presenciado por decenas de espectadores en Las Moreras. Al joven, sobre
el que la prensa de aquel entonces aporta pocos datos, se le rindió un pequeño
homenaje al inicio del siguiente partido de su equipo.
El
San Juan se quedó así sin un prometedor guardameta, un enamorado del fútbol que
perdió la vida en el terreno de juego.
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