HISTORIAS DE NUESTRA HISTORIA: Un fin de año repleto de inundaciones (1967)

El 20 de diciembre de 1967 llovió mucho, muchísimo, en Mieres. A la lluvia se sumó el deshielo que esta produjo sobre los montes del concejo, en los que aún quedaba nieve de un temporal que había sufrido Asturias la semana anterior. 
 
Recorte del diario ABC del 23 de diciembre
La combinación de lluvia abundante y deshielo produjo espectaculares crecidas en los cauces de los ríos, que llegaron a desbordarse y causaron numerosos daños materiales. El río Turón se salió en Peñule; el Aller, en Santa Cruz y Bustiello; el Caudal, en Ablaña; el San Juan, en Rioturbio… Prácticamente ningún río o arroyo permaneció en su cauce aquel miércoles de finales de 1967.
En Santa Cruz fueron doscientos cincuenta los vecinos afectados que tuvieron que pasar la noche del 20 al 21 de diciembre fuera de sus casas. Lo mismo ocurrió con otras tantas personas que vivían en Ablaña, donde el desbordamiento del Caudal causó estragos. Un poco más arriba, en la carretera que une Sueros y Ablaña, un argayu hacía que el pozo San Nicolás y la mina Llamas quedasen incomunicados y sin actividad durante aquel 20 de diciembre. Los responsables de estas explotaciones cifraron días después en un millón y medio de pesetas las pérdidas producidas por ese parón. Pérdidas también las tuvo el ferrocarril vasco-asturiano: un socavón de unos 40 metros de longitud en Taruelo, en las proximidades de Ujo, obligó a cortar la línea y a que los trenes pusiesen fin a su recorrido en Figaredo. Tardó varios días en repararse, aunque varias brigadas especializadas trabajaron arduamente para que el ferrocarril volviera a la normalidad, según apunta la prensa de la época.
Las Navidades de 1967 comenzaban mal para centenares de familias del concejo, sorprendidas por la bravura que los ríos habían alcanzado gracias a las intensas lluvias y el deshielo de la nieve acumulada en los montes. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas.

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