Cuando hace tres o cuatro años los
alumnos del IES El Batán decidieron convertir un anodino túnel, el del paseo
que une su instituto con La Peña, en el túnel de las historias embotelladas, me
quedé sorprendida, para bien, por supuesto. Aquel me pareció un proyecto
increíble, que permitía recuperar un túnel que estaba ahí, pero que a nadie le
importaba a través del arte y del trabajo en equipo de un nutrido grupo de
chavales. Si no fue galardonado, debió de haberlo sido, porque fue uno de los
proyectos educativos más innovadores de los realizados por los diferentes
colegios e institutos del concejo.
Tristemente, el túnel duró poco
impoluto. Aparecieron pintadas, desaparecieron algunos de los elementos
decorativos que se habían colocado y fue necesario, al cabo de unos meses,
restaurar lo restaurado. Hoy el túnel se mantiene bastante bien y en los
últimos tiempos ha vuelto a recibir historias que han aparecido para la
sorpresa de viandantes y ciclistas, en botellas y en una especie de cartones
pegados sobre el tablón que se encuentra a la entrada. Da gusto ir caminando y
detenerse a contemplar y leer historias como las que guardan las botellas que
han colocado recientemente o los poemas sobre el coronavirus y las conductas
para prevenirlo que alguien decidió colgar en el tablón del túnel o los
grafitis literarios que hay dentro de él.
Lo que era un túnel de hormigón es hoy
el túnel de la creatividad, en el que todo lo que sea artístico o literario o
trate de serlo tiene cabida. Los profesores y alumnos que sacaron adelante su
restauración, que sembraron el germen de la creatividad en el túnel, han de
contemplar orgullosos cómo aquella semilla es hoy un árbol que deja sus frutos
en un lugar tan peculiar como este túnel.
Veo muy difícil, tal y como están las
cosas, que en un futuro cercano se pueda volver a desarrollar una iniciativa
como esta, pero ojalá el propio IES El Batán u otros centros impulsen
iniciativas como esta, que, partiendo de la implicación de un grupo de alumnos
y profesores, ha conseguido despertar la creatividad de numerosas personas y
amenizar el paseo a muchas otras.
Con estas palabras termino mi primera
temporada como columnista sin columnas,
en esta web. Gracias a todos los que han dedicado unos segundos de su vida a
leer los desvaríos de esta servidora. Me han invitado a continuar escribiendo a
partir de septiembre y he aceptado sin dudarlo; había escrito mucho, para webs
y diarios regionales, pero nunca lo había hecho sobre Mieres y sus cosas, lo
que me ha permitido disfrutar muchísimo cada uno de los veintitrés artículos
que he escrito para esta web.
Disfruten del verano, con mascarillas
y distancia social, y aquí les espero en septiembre.
Álvarez
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