El 31 de agosto se cumplía un cuarto
de siglo de uno de los accidentes mineros más graves en la historia del
concejo. Aquel último día de agosto de 1995 perdían la vida en el pozo San
Nicolás catorce mineros. La tragedia copaba las portadas de los diarios regionales
y nacionales en los días posteriores.
Anatolio Lorenzo, Eduardo Augusto,
Elías Otero, Eugenio Martín, Francisco Javier González, Jesús Trapiella, José
Ignacio del Campo, Juan Manuel Álvarez,
Manuel Ángel Fernández, Michal Klenot, Milan Rocek, Miroslav Divoky y
Vlastimil Havlik fallecían a causa de una explosión de grisú que arrasó la
galería en la que se encontraban trabajando. Pese a la investigación puesta en
marcha por Hunosa y al testimonio de otros dos mineros que trabajaban en la
misma galería y que lograron sobrevivir a la catástrofe, a día de hoy se
desconocen las causas exactas que provocaron tan magna tragedia. No funcionaron
los sistemas de prevención, pese a que, según desveló La Nueva España, "donde ocurrió el siniestro había grisómetros,
que advierten de una concentración de gas superior al 1,5%, momento a partir
del cual la corriente se corta automáticamente, aunque el grisú no explota con
menos del 5%". Se barajaron distintas posibilidades para explicar el
accidente, desde que la explosión se produjo en una zona superior, en la que no
había ningún minero trabajando, a un fallo humano que la empresa descartó poco
después. El estado en el que quedó la galería, situada a 400 metros de
profundidad, tampoco permitió obtener pruebas concluyentes sobre la explosión.
En los años posteriores se llevaron a cabo tres informes que arrojaron
distintos resultados sobre el por qué de aquella explosión. Así pues, mientras
que la comisión creada en la Junta General del Principado a tal efecto se cerró
sin determinar una causa concreta, pero apuntando a un "deficiente
mantenimiento de las instalaciones", el informe de Comisiones Obreras
concluyó que el suceso podría haberse producido por una chispa de la máquina
extractora del carbón, que pasó por las aspas de un electroventilador de la
galería. La Dirección Regional de Minas apuntó, por su parte, a la explosión de
varios cartuchos de dinamita.
Los tres primeros días de septiembre
de 1995 fueron días de luto oficial en Asturias. En las Cuencas, los más de
50.000 mineros que había en aquel entonces pararon su actividad y las gentes se
echaron a las calles para despedir a los fallecidos, en multitudinarios
funerales, a los que se sumó uno, ofrecido por las catorce víctimas en la
catedral de Oviedo, presidido por el entonces príncipe Felipe y retransmitido
por La 1 de TVE para todo el país.
El 1 de septiembre de 2015,
coincidiendo con el vigésimo aniversario del suceso, se colocó en el pozo San
Nicolás una placa en recuerdo de los catorce hombres que aquel fatídico 31 de
agosto de 1995 perecieron en las entrañas de la explotación.
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