Vecinos y colectivos ecologistas rechazan que el futuro de la térmica de La Pereda pase por la quema de residuos
La térmica de La Pereda con Ablaña al fondo |
Las asocaciones de vecinos de la zona norte del concejo tienen claro que el futuro de la central térmica de La Pereda, propiedad de Hunosa, no puede pasar por "ser una incineradora de residuos sólidos de basura (CSR), porque el cometido de esta instalación es la quema de los estériles de residuos de mina y la biomasa". Por ello, los vecinos de aldeas como La Rebollá, Cardeo o Baiña, entre otras localidades, han vuelto a hacer frente común contra la posible quema de basuras en La Pereda, una idea que Hunosa parece estar estudiando tras las pruebas llevadas a cabo en 2018 y ante la necesaria transformación de la térmica que habrá de llevarse a cabo en poco más de un año. Por el momento, mantendrán una reunión con el Gobierno local para tratar de indagar en los planes que Hunosa tiene para con la térmica. Por ahora, fuentes municipales han señalado que se defenderá "la salud pública de los vecinos de nuestro municipio" y que apoyarán "la apuesta por la biomasa" salvo que con ello se "cuelen otras actividades por la puerta de atrás". Tanto el PSOE como el PP han instado a IU a controlar, desde el Gobierno, que los planes de Hunosa se ajusten a la legalidad vigente en materia de emisiones nocivas para el medioambiente.
Más allá del plano político local, la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies también ha criticado que el Principado haya dado luz verde, con la autorización administrativa previa y la autorización ambiental otorgadas a Hunosa, a este tipo de prácticas, que a juicio de los ecologistas son "un negociete que se vienen montando algunas empresas para conseguir combustible barato y subvencionado, sin importarles el impacto que tienen para los que viven alrededor de donde se queman". En la misma línea se han pronunciado la Plataforma por la Salud y la Sanidad Pública, Ecoloxistes n'Aición y la Unión de Consumidores de Asturias, que en un comunicado conjunto, han solicitado que "se paralice la modificación de la autorización ambiental de la térmica y no se autorice la incineración de combustible sólido recuperado (CSR), lo que genera emisiones altamente tóxicas, contamina y destruye ingentes cantidades de recursos susceptibles de ser reciclados".
A falta de conocer más detalles, los cálculos de Hunosa contemplan que la transformación de la actividad en la térmica podría comportar la creación de unos 180 puestos de empleo.
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