CRÓNICA NEGRA MIERENSE: El fusilamiento del cura de La Rebollá (1934)

El posicionamiento ideológico ocasionó y sigue ocasionando muertes alrededor del mundo. Las posiciones enfrentadas acarrean terribles consecuencias, como las que tuvieron los protagonistas de esta nueva Crónica negra mierense.
Recorte de ABC del 29 de noviembre de 1934

Todo sucedió a raíz de la Revolución de Octubre de 1934. En aquel entonces, el párroco de La Rebollá cargó contra los impulsores de una revuelta que aseguraba no entender. Sus palabras llegaron a oídos de tres obreros, participantes activos en el movimiento revolucionario, que decidieron, por ello, acabar con la vida al sacerdote.
A comienzos de noviembre, en una fecha que nos ha sido imposible concretar, Faustino, Luciano y un tercer colaborador cuyo nombre no establece la prensa del momento, arrinconaron a Luciano Martínez, el párroco, cuando salía de oficiar misa en la capilla de Ablaña de Baxo. Faustino, metalúrgico de profesión, le hizo entrega al cura de un pico y una pala y el tercer individuo, ferroviario de profesión, se encargó de amenazarlo con un arma para que los acompañase a un lugar, resguardado, en el que acabar con su vida.
Ese lugar no era sino el cementerio de Lloreo, a unos tres kilómetros de Ablaña. Hasta allí fueron los revolucionarios y el sacerdote. Como confesó Faustino a finales de noviembre, cuando fue detenido, el cura llegó exhausto al camposanto, hasta el grado de pedirles por el camino que "lo rematasen allí mismo". Una vez en el cementerio, los revolucionarios le obligaron a saltar la tapia y, con el pico y la pala que llevaba desde Ablaña, le obligaron a cavar una fosa. Una vez hecha la operación, le hicieron entrar en ella y Faustino le disparó un tiro con la escopeta de postas que llevaba. Los otros dos, como declaró Faustino, también lo acribillaron con un fusil y una pistola. Murió en el acto.
Cementerio de Lloreo, donde sucedieron los hechos

La estela de este crimen se pierde en la hemeroteca de finales de 1934, un año convulso al que siguieron otros que lo fueron aún más. No obstante, sí pudimos averiguar que Faustino fue fusilado en Mieres por las tropas franquistas el 12 de diciembre de 1937. Natural de La Rebollá y vecino de Cardeo, murió a los 48 años de una forma muy similar a como él y sus dos aliados habían matado al párroco de su pueblo tan solo tres años antes.

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