En la madrugada del sábado 23 al domingo 24 de julio de 1988 era hallado un cádaver en la calle Nueva, muy próxima a la plaza de Requejo. El cuerpo era el de Miguel Ángel, un vecino del barrio de treinta y seis años.
Fragmento publicado en El País el 25 de agosto de 1988 |
La investigación policial comenzó aquella misma madrugada, tras una primera inspección ocular en la que los agentes observaron que el cuerpo presentaba distintos golpes que podrían explicar una muerte violenta. Un rastro de sangre les condujo hasta la vivienda del fallecido, en la que este residía con su esposa, Emilia de los Placeres, y sus dos hijos de seis y ocho años. La primera hipótesis que manejó la Policía Nacional fue que el crimen se había cometido en la propia vivienda. No tardaron, a partir de ahí, en hallar a los responsables.
En la tarde del miércoles 27 de julio, agentes de la Policía Nacional se personaban en la casa de Miguel Ángel para detener a su viuda, como inductora de la muerte de su esposo. También fueron detenidos otros tres hombres, José Antonio, Secundino y un menor de edad, todos ellos vecinos de Repedroso, en Turón, como presuntos autores de los hechos.
Cuatro días antes, en la tarde del sábado, José Antonio realizaba trabajos de albañilería en la casa de Miguel Ángel y su esposa. Hasta allí se desplazaron Secundino y el menor de edad, que invitaron a Emilia de los Placeres a abandonar la casa y esperar, en el bar de sus suegros, en el propio Requejo, el aviso de que todo había salido según lo que habían planeado. Mientras, en la casa, Miguel Ángel era golpeado repetidamente por el albañil y sus dos cómplices con una barra de hierro. Tras acabar con su vida, envolvieron el cuerpo en la funda de un sofá y lo abandonaron en la calle Nueva. Volvieron a la casa, limpiaron las manchas de sangre, avisaron a Emilia de los Placeres, y arrojaron al río San Juan la barra, la funda del sofá y un mono de trabajo ensangrentado. Todo ello fue recuperado por la Policía del cauce, que no llevaba mucha agua.
El Comercio. 28 de julio de 1988 |
Apenas unas horas después de su detención, Emilia de los Placeres, José Antonio y Secundino eran puestos a disposición judicial. El caso del menor, por su parte, pasó a manos del Tribunal Tutelar de Menores. La investigación determinó, además, que la viuda de Miguel Ángel mantenía una relación sentimental con José Antonio.
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