ENTREVISTA: Cristina Hernando, directora de Titania, Cultura Inquieta

Un nuevo espacio cultural acaba de abrir sus puertas en el número 15-17 de la calle Ramón y Cajal. Titania, Cultura Inquieta, es su nombre. Al frente de él se encuentra Cristina Hernando. Con ella conocemos este proyecto, que aúna exposiciones, coworking, talleres y una pequeña cafetería, y que aspira a crear una red de artistas que, como la propia Cristina nos explica, "hagan crecer y enriquezcan culturalmente al concejo".

"Espero que surja una nueva generación de artistas locales que sea un motivo para generar mercado, y a medio o largo plazo, que surjan empresas derivadas de este proyecto"

–La primera pregunta es casi obligatoria, ¿qué es Titania, Cultura Inquieta? ¿A qué alude el concepto de cultura inquieta?
Titania, es la reina de las Hadas en El sueño de una noche de verano de Shakespeare. Además es un satélite de Urano. Y yo soy una enamorada de la Astrología.
“Cultura Inquieta” nos da la pista de lo que es Titania; un Centro de Arte, de Cultura. Una visión nada tradicional, tan inquieta como yo. Con una perspectiva muy amplia. La Cultura, está en todo y en todos.
Siempre he sido una persona muy curiosa. Me gusta mucho aprender, y me canso con bastante facilidad de lo común, estático y sedentario. Ya con cinco años empecé a estudiar piano, más adelante flauta travesera. Luego me formé en Grabado y Estampación, Diseño Gráfico y de Producto. Siempre formé parte de agrupaciones corales, de grupos de música pop, rock, folk. También de asociaciones, llegando a fundar una propia: Musgo Vida Verde, para difundir salud holística y respeto al medio ambiente.
Me encanta cuidarme y cuidar de los demás, saber de aceites esenciales, de plantas, de medicina natural, de belleza, autocuidado… Así que Inquieta alude al hecho de que he extrapolado mi personalidad y eclecticismo a Titania, un refugio para la desconexión exterior y la reconexión interior, con nuestras raíces, con nuestros instintos. Un lugar donde recordar que somos capaces de producir nuestros propios recursos, de utilizar nuestras manos y autoabastecernos. Compartir, aprender, olvidar la autoexigencia para explorar todas nuestras posibilidades, que no son pocas.
                           
       Cristina, en diferentes estancias de Titania. A la izquierda, frente a un mural diseñado por ella. 
Titania está dividida en varias vertientes: La Tienda, La Galería y El Taller.
En La Tienda, se pueden encontrar piezas de aristas y artesanos locales y autonómicos, nacionales (Susi Q, Amelia García, Amara Montes, El Marqués…) e internacionales, como la diseñadora francesa Laura Normand. También pequeñas producciones de alfombras, tapices y decoración, como Magnolia Rugs, y mis propios diseños: Mística Salvaje Studio y Casa Aire.
Además de lo anterior, se puede encontrar moda y complementos, joyería, cerámica, láminas digitales, estampas (serigrafías y risografías) y cosmética ecológica.
En La Galería se harán tres o cuatro exposiciones anuales, de todos los ámbitos artísticos. También tenemos pensadas mesas redondas, presentaciones y firmas de libros, así como performances y música acústica en directo.
En resumen, Titania, Cultura Inquieta es un espacio vivo en constante cambio y evolución.

–¿Cómo y cuándo surge la idea de poner en marcha este proyecto?
Fundé otra empresa con mi hermano, en 2006, en la que he trabajado hasta 2020: Trapinos, en Ujo, que sigue funcionando casi 16 años después. Tras tantos años en las Artes Gráficas enfocadas al sector más industrial, en 2018, me di cuenta de que mi creatividad, inquietudes y sueños, mermaban, que la producción de ediciones de miles de ejemplares idénticos resolvía mi vida a nivel laboral, pero no me hacía feliz.
Ahí empecé a plantearme lo que sí me haría feliz. E imaginé Titania.

–En todo el proceso, desde que surge la idea y hasta que se materializa, ¿qué ha sido lo mejor y lo peor? ¿Cómo es, en relación a ello, emprender en medio de una pandemia?
El proceso, ha sido en general algo precioso y muy enriquecedor. Lo he vivido de una forma muy consciente, y día a día con paciencia infinita, muy necesaria. La maravilla del proceso, ha sido encontrarme con personas increíbles que han ayudado que este proyecto abriera sus puertas. Como fueron el técnico del Semillero de Empresas del Caudal o la persona al frente de la oficina de la Cámara de Comercio en Mieres. Indudablemente, sin el apoyo de mi familia y amigos tampoco hubiera sido posible. Si tengo que decir algo negativo, y que melló profundamente mi ilusión y fuerzas, ha sido el contacto más burocrático y la búsqueda de financiación. En una de las entidades en las que solicité aval, tras llevar desarrollando año y medio la memoria de mi proyecto, y cumpliendo todos los requisitos, me dijeron que no lo avalaban, porque literalmente, “es un batiburrillo de actividades”. Me pareció una respuesta muy poco respetuosa, profesional y empática. Me ha costado muchísimo financiar un proyecto muy trabajado, con gran nicho de mercado e innovador. Es muy frustrante que desde la administración pública sigan poniendo tantas trabas a emprendedores, sobretodo a los que tratamos de ofrecer servicios alternativos.


–Ha transcurrido aproximadamente un mes desde que Titania abriese sus puertas, ¿qué balance hace de estas primeras semanas de funcionamiento? ¿Cómo está siendo la respuesta del público?
Es cierto que he abierto en plena vuelta de vacaciones de verano, y que hasta que empieza campaña de Navidad, son meses bajos. Además en postpandemia. Pero la mayoría de personas que conocen Titania, me han agradecido esta oferta tan alternativa en Mieres. Los grupos de costura y cerámica van estando llenos.
El coworking va funcionado y hay muchas personas interesadas en compartir el espacio, utilizarlo de estudio fotográfico o para hacer eventos. Esta respuesta en un solo mes de andadura es para estar muy feliz y orgullosa. Creo que, cuando el proyecto tenga alcance y se consolide, va a hacer que Titania se convierta en un punto de encuentro importante en Mieres.

–Una de las primeras apuestas de Titania tiene nombre propio, el de la reconocida ceramista Charo Cimas. ¿Qué obras de esta artista pueden verse en el local?
Ahora mismo, tenemos una exposición de cerámica, comisariada por la propia Charo, que además tiene piezas suyas: Burbujas y que es un proyecto que surgió durante la cuarentena. Además participan otros artistas como: Cristina Moneo, Agustín Bayón, José Ferrero, Federico Granel, Chantal Franco,…
En La Tienda, se pueden encontrar otras piezas de Charo, como pueden ser sus utensilios y decoración para el hogar, o sus preciosos apliques para la pared: Planeta Jardín, que son delicadas piezas de aire Naïf y con referencias a la naturaleza.


–También se han puesto en marcha diferentes talleres de costura, bordados, tricot, ganchillo, escritura creativa, cerámica y yoga. Háblenos un poco de ellos. ¿Aún quedan plazas para alguno? ¿Se prevé la puesta en marcha nuevos talleres?
Tenemos cerrados los grupos de los miércoles de cerámica con 18 personas. Esto ha sido todo un éxito en un mes, con lo que estamos organizando grupos para otro día.
La costura tiene grupos ya para tres días a la semana. Estamos planeando workshops de fin de semana de técnicas mixtas como bordado sobre transfer fotográfico, cianotipia, carving, ganchillo, macramé, joyería de cerámica, etc. Y también estamos proyectando un taller de diseño moda que tendrá varios módulos, con una gran diseñadora de moda asturiana, que todavía no revelaré, porque es una sorpresa. Contemplamos también formaciones de guion y cine, ilustración y animación con el joven diseñador gráfico de Mieres (y de gran proyección) Alfredo Casasola. Y otros de música con la agrupación Concertino.

–En este proyecto hay espacio para el respeto al medioambiente, con, entre otras cosas, la venta de perfumería y cosmética veganas y ecológicas. Tiende a pensarse que estos productos son caros, pero, ¿es realmente así?
Este es un hándicap ligado a los productos ecológicos, pero cuando empezaron a surgir. Al ser producciones pequeñas resultaban más caras. Con el tiempo y su extensión, han podido reducirse costes, igualándose a los productos no ecológicos.
De todas formas, a estas alturas, y sobretodo tras una pandemia mundial sufrida, íntimamente relacionada con nuestra forma de vida y excesos, tenemos que ser más conscientes que nunca, de que ese ya pequeño sobrecoste, lo ganamos respecto a las pérdidas medioambientales y en salud, al estar carentes de químicos agresivos, como los disruptores endocrinos, pesticidas, conservantes tóxicos, metales pesados, etc.
Las producciones ecológicas están ligadas a materias primas locales y de kilómetro cero y a tratos éticos a los trabajadores del sector. El cambio de mentalidad es ya un hecho y el futuro está en que todas las empresas apuesten por cultivos y procesos respetuosos.

Nuestra entrevistada, en la cafetería de Titania, iluminada por lámparas que son diseño propio

–La cafetería del local también apuesta por productos ecológicos y leches vegetales. ¿Qué les diría a todos aquellos lectores que todavía no han probado los productos ecológicos o que son reacios a ellos?
Les diría ¿por qué pagar por un café que sabes sale de monocultivos que perjudican hábitats, especies y trabajadores, que tienen tostados agresivos, y pesticidas perjudiciales para tu salud, que alimentan empresas que les importa poco o nada el bien común? ¿Por qué abusar de las leches de origen animal, y de los productos de origen animal, cuyas explotaciones son unas de las mayores emisoras de CO2 y contaminantes del agua potable? Los alimentos de estos animales y el agua que se les da, son los mismos utilizados para el consumo humano. Y hay muchas poblaciones sin recursos para alimentarse correctamente.
En los estados del sur de EE.UU., los ganaderos están regalando ganado porque no tienen agua para abastecerlo. Todo esto al margen de las altas temperaturas que están surgiendo en diferentes puntos del planeta, derivadas de todo este tipo de explotaciones, con lo que han llegado a morir personas por golpes de calor y deshidratación. A mi me parece muy evidente la necesidad de un cambio de consumo y el crecimiento de la economía circular. El planeta habla por sí solo, únicamente hay que querer escuchar.

–Titania llega como una apuesta distinta por la cultura en Mieres. ¿Cómo ve el concejo, precisamente, en el plano cultural?
Pienso que es un orgullo para los mierenses la programación cultural dirigida por Juan Ponte. En el momento que nos encontramos, es más necesario que nunca invertir en cultura y educación. Es el principio de cualquier cambio en la sociedad. Puede que la respuesta en Mieres todavía no sea la esperada. Puede que haya eventos, o conciertos para públicos minoritarios, pero sé que cada vez tendrá más alcance, aceptación y será más valorado. Si se continua en ésta línea de trabajo, el turismo cultural crecerá y pronto. Y esto es positivo para todos.
He de destacar en este aspecto el trabajo que ha desarrollado el equipo de la Concejalía de Cultura con la renovación del Pozu Santa Bárbara (PZSB-MCC) y la primera exposición, que he tenido el placer de visitar, de Anthony McCall “Solid Light and Performance Works”. Me parece que roza la excelencia y que, te guste el arte más o menos, es un hecho muy importante para todos los ciudadanos de Mieres, tener el lujo de que este artista exponga aquí y más en ese espacio maravilloso que han rehabilitado y al que han dado una segunda vida. Otro valor a añadir, la recuperación del patrimonio que estábamos dejando morir.

El branding de Titania también es obra de la directora del proyecto

–Completando la pregunta anterior, ¿cree que este proyecto pueda abrir camino a que otros emprendedores se embarquen en proyectos de índole cultural y artística?
La idea de Titania, lleva implícita crear red, un entramado de artistas, diseñadores, artesanos que trabajemos juntos y hagamos crecer y enriquezcamos el concejo. Para qué buscar fuera este tipo de especialistas si los tenemos en casa.
Y no solo espero crear red, espero que surja una nueva generación de artistas locales que sea un motivo para generar mercado, necesidad, y a medio largo plazo, por supuesto, que surjan empresas derivadas de este proyecto.

–Y ya para concluir, además de los nuevos talleres de los que hablábamos antes, ¿qué exposiciones y actividades se llevarán a cabo en los próximos meses en el local de Titania?
Para el mes de noviembre, propondremos un taller de automasaje y yoga facial con guasha, ventosas y cosmética ecológica. Habrá otro taller de joyería en cerámica y haremos un taller para niños con La Bruxa Lloba (Andrea Lobo), que combinará música, fechizo-cuentos para niños en asturiano y una merienda saludable del horno ecológico Panexin.
La exposición actual, Burbujas, se retira a finales de noviembre y en diciembre se hará otra colectiva que anunciaremos en breve.

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