Uno de los argumentos que el Gobierno local esgrimió a favor de la privatización de la limpieza en el casco urbano fue la mejora de la limpieza y el mantenimiento en los pueblos del concejo. Se llegó a decir, incluso, que se crearían cuadrillas a tal efecto.
La limpieza del caso urbano lleva un mes privatizada y poco o nada ha vuelto a saberse de esa mejora en la limpieza y mantenimiento de los pueblos. De hecho, si tiran de hemeroteca se encontrarán unas cuantas denuncias de las que se han hecho eco los medios en las últimas semanas. Desde el abandono en el que se sienten los vecinos de Revallines a la carretera en tan mal estado que tienen en El Yenu La Tabla y Brañacastañar, pasando por el estado de los viales en La Reguerona, por poner tres ejemplos extraídos, respectivamente, de La Nueva España, los informativos de TPA y El Comercio.
La imagen que abre este artículo corresponde a una de las mesas tipo merendero que se encuentran a orillas de la senda verde de Turón. Botellas, latas y plásticos se acumulan en torno a ella. Situada frente al barrio de San Francisco, es, como las otras que hay por allí, una mesa en la que pasan las tardes los chavales. Es evidente que el responsable de que algo esté sucio es quien lo tira, pero aquí falla también quienes no lo mantienen. No puede ser que una zona así no tenga papeleras ni un mísero contenedor. Y ya que no los hay, es inexcusable que no se limpie, aunque sea una vez al mes.
Es necesario ponerse en serio con la limpieza de nuestros pueblos. Ahora que, en teoría, han quedado libres numerosos recursos humanos y materiales, toca organizarlos y destinarlos a que cada cierto tiempo recorran la zona rural del concejo. Toca demostrar que el argumento de mejorar la limpieza de los pueblos no es una falacia usada para hacer creer que la privatización de la limpieza del casco urbano iba a tener efectos positivos fuera de él. No deja de resultarme curioso el argumento y la propia privatización, que viene de quienes se enorgullecían de devolver a lo público servicios que estaban privatizados, como la recogida de basuras o la gestión del complejo deportivo de Vega de Arriba.
Volviendo al tema del artículo, insisto, no es posible que cada poco salgan en los medios vecinos de pueblos del concejo demandando que se les escuche, e insistiendo en que pagan impuestos y tienen tanto derecho a beneficiarse de los servicios públicos como el ciudadano que vive en la mismísima calle La Vega. Aunque solo sea porque en el 2023 hay elecciones, por favor, rescaten del olvido a muchos pueblos que parecen estar condenados a él.
Buen verano y hasta septiembre.
Álvarez
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