PEQUEÑAS SEMBLANZAS DE GRANDES MIERENSES: Ángel Eladio González Quintana

"Fue un hombre sencillo y bueno que se empeñó en ayudar a los más pobres del mundo". Con estas palabras describía el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, la labor realizada por el sacerdote y misionero Ángel Eladio González Quintana a lo largo de más de medio siglo dedicado a la ayuda al prójimo.

González Quintana, en una imagen de los años 70, en Burundi

Nacido en Santa Cruz en 1935, Ángel Eladio, conocido desde niño como Yayo, tuvo una temprana vocación religiosa. A los dieciocho años ingresó en el Seminario Metropolitano de Oviedo, de donde salió ordenado sacerdote en 1960, a los veinticinco. Su primer destino fue la parroquia avilesina de Nuestra Señora de Villalegre, donde apenas estuvo unos meses. Sus grandes dotes para la oratoria y la docencia lo llevaron a ser profesor del Seminario Menor de Covadonga entre 1960 y 1965, y del Seminario de Oviedo entre 1965 y 1970. Fue precisamente en este último año cuando decidió dar un giro a su vida e incorporarse a las misiones diocesanas de Burundi. Hasta allí, hasta la localidad de Ntita, se trasladó el 11 de septiembre de 1970, acompañado de su gran amigo el sacerdote gijonés Fernando Fueyo. Los dos párrocos asturianos pusieron la primera piedra de una misión que tuvo, entre otros logros, la construcción de un hospital, el Hospital Asturias, la creación de varias escuelas o la llegada del agua potable a numerosas poblaciones.
En 1980 regresó a Asturias como párroco de Versalles, en Avilés, pero en 1990 volvió a Burundi, donde vivió una época convulsa, marcada por la guerra civil en el país. En 1996, a los 61 años y con algunos achaques de salud, decidió volver a Asturias y, tras dos años en Selorio y Carda (Villaviciosa), en 1998 se convirtió en el capellán del hospital Álvarez Buylla, labor que ejerció hasta el 2012.

Junto a Luis San Narciso, en la gala Mierenses en el Mundo de 2010

Ángel Eladio González Quintana fue el encargado de recoger en 1994 el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, otorgado a los misioneros de Ruanda y Burundi. En junio de 2010 su trabajo humanitario le valió uno de los galardones Mierenses en el Mundo.
El pasado 11 de junio de 2021 fallecía en Oviedo, a los 85 años de edad. Sus restos mortales descansan en el cementerio de Santa Cruz, un lugar por el que siempre sintió un gran cariño. "Por mucho mundo que recorramos, somos de donde nacemos", aseguraba en una entrevista a comienzos de los 90.
📷 Arzobispado de Oviedo y Mierenses en el Mundo

Comentarios

Alicio Redondo Muñiz ha dicho que…
Fue uno de los GRANDES de Mieres.