ÁLVAREZ OPINA: La Villa renueva acertadamente su imagen

Cuando las cosas se hacen bien, hay que reconocerlas, igual que se critica aquello que se hace mal. En primavera fueron derribadas dos casas abandonadas de La Villa. Muchos temimos que las parcelas resultantes se convirtieran en un solar lleno de maleza, como sucedió con otros. Pero no ha sido así, por suerte.


El espacio dejado por los números 168 y 170 ha sido reconvertido en una coqueta plaza, en la que se han colocado algunos bancos y se ha hecho un pequeño jardín, con muestra de arte incluida, en forma de mural. Así, sí. Que las casas estuviesen en el corazón del barrio también ayuda. Es muy interesante que se intente integrar en el urbanismo de un barrio como La Villa un espacio que antes ocupaban casas. Todos sabemos que si esto hubiera sucedido hace diez o quince años, el resultado habría sido un tapiado y un solar que acabaría lleno de maleza y/o basura. Quizás, con suerte, ese tapiado habría sido la propia fachada de la casa, como ocurrió también en el propio barrio. Por cierto, sería interesante estudiar cuántas casas fueron tiradas abajo en La Villa en las últimas décadas y qué factores tienen en común. Sería conveniente a efectos estadísticos y, quién sabe si también para evitar más derribos. Conozco el caso de un familiar lejano, copropietario de una vivienda demolida, que lamentó no haber hecho nada por salvarla, dado el escaso margen de tiempo que le dieron y la imposibilidad de gestionar la compra del resto de las ocho o diez partes en que se dividía la propiedad.
En cualquier caso, volviendo al tema del artículo, genial que se integren estos espacios y que se reconviertan al uso público. Lo mismo me da que sea para aparcar, siempre que no se tome cualquier solar con grava, como ocurrió en el barrio, o para el disfrute de vecinos, vecinas y gente que pase por allí. Se escucha en La Villa que los bancos no serán lo único en llegar, que se pondrán más cosas en esta parcela y en otra, situada en la calle Ramón y Cajal. A ver, a ver…
Es innegable que ya no se podía hacer nada por muchas viviendas y que la imagen de La Villa, uno de los núcleos primigenios de Mieres, está cambiando. Hay esperanzas de que sea a mejor, aun cuando queda mucho por hacer.
ÁLVAREZ

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