El 1 de marzo de 1929 nacía en Orzonaga, un pequeño pueblo de León, un niño cuya vida iba a estar estrechamente ligada a Mieres. Hablamos del sacerdote diocesano Nicanor López Brugos.
📷 Nicanor, en una entrevista para TVE en 1979 |
Y decimos que su vida iba a estar muy ligada a nuestro concejo porque a él llegaron los López Brugos cuando Nicanor contaba con tan solo cuatro años de edad. Aquel niño tímido y reservado, caritativo y con un punto socarrón se crio en este concejo. Fue aquí donde descubrió una vocación religiosa que lo llevó a ingresar en el Seminario para formarse como sacerdote. Su ordenación llegó el 2 de noviembre de 1951, cuando Nicanor tenía 22 años.
Tras una primera década ejerciendo como párroco en lugares tan dispares como la comarca leonesa de Laciana, Morcín y Ribadedeva, en el año 1962 recaló en Mieres como párroco de San Juan Bautista. A los 33 años había encontrado el que sería su destino definitivo. Hombre afable, supo ganarse a los fieles y a muchos de los que renegaban de la Iglesia gracias a su disposición al diálogo y el apoyo que otorgó a diversos movimientos, como las revueltas mineras. En San Juan Bautista se mantuvo durante más de medio siglo, en concreto, hasta el año 2017. A lo largo de esas cinco décadas, Nicanor compaginó el sacerdocio con su participación en distintos organismos del Arzobispado, como el Consejo Presbiteral o la Comisión Diocesana de Justicia y Paz. Fue también, a comienzos del nuevo siglo, uno de los asesores personales del arzobispo Carlos Osoro.
Tras jubilarse en la primavera de 2017, se trasladó a la residencia de la parroquia de San Pedro Apóstol de Gijón. Sin embargo, pocos meses después volvió a Mieres. A su entorno más cercano les aseguró que echaba en falta la vida en la villa. En el verano de 2018 una enfermedad agravó su estado de salud y tras unos días ingresado en el hospital Álvarez Buylla, volvió a Gijón, donde falleció el 31 de octubre a los 89 años de edad.
Un día después fue enterrado en el cementerio municipal de Mieres, en un panteón que comparte con Valeriano Miranda, un sacerdote con el que fue comparado en vida por su gran talante y la complicidad que ambos demostraron tener para con la clase obrera.
📷 Nicanor, en la procesión de los Mártires de Cuna del 2013 |
“Era un hombre muy comprometido con su tiempo y con Mieres”, señaló Aníbal Vázquez en su velatorio. “Fue el cura de los vecinos, de la calle, jamás se calló y dio cobijo a muchas familias por motivos sindicales y políticos”, recordaba la edil socialista e historiadora Gloria Muñoz. Ese cobijo fue uno de los méritos que le llevaron a convertirse en Mierense del año en 1995, un reconocimiento que, en un primer momento, no le gustó. "Fue inicialmente el único que no reaccionó bien ante la noticia. Tenía un carácter especial y de mano me dijo que no le interesaban estas cosas", recordaba Laureano García, presidente de la asociación Mierense del Año. Sin embargo, el sacerdote "terminó aceptando y, al final, se acercó a mí y me pidió disculpas por su actitud. No había lugar para ello".
Tras su muerte, el Consistorio se comprometió a dedicarle una calle, un compromiso que aún no se ha materializado.
Comentarios
Hombre ejemplar , DEP
Un saludo. Fernando Delgado , cronista oficial de Morcin y muy buen amigo de Nicanor.