Pasó casi un año desde que una noche,
sin aviso, se viniera abajo parte del tejado de la iglesia de La Pereda, una
iglesia de no muchos años de antigüedad que se encuentra al lado del colegio
del pueblo. No pasó nada… O sí, la iglesia quedó inutilizada y con un boquete
en el tejado que va a costar mucho tiempo y dinero arreglar.
“Con
la Iglesia hemos topado”,
me decía una señora al preguntarle hace unas semanas sobre el tema. Una vez
más, la ‘empresa’ con más recursos económicos del mundo, se niega a aportar un
mísero euro para reformar un templo. Lo habían hablado con el Arzobispado y,
largas. “Y si escribimos al Papa, igual.
Esos no sueltan un duro. Si fuera para pedirnos a nosotros ya hubieran venido…”.
El templo ya no acogía misas semanales, según me contaba esta mujer, pero que
sí se abría para la misa de las fiestas del pueblo y para alguna otra ocasión
especial y, al parecer, estaba bastante cuidado por dentro, con la salvedad del
tejado.
*La iglesia de La Pereda, con el alero roto y el boquete en el tejado. |
Decimos de las administraciones, pero
la Iglesia, volviendo al tema central del artículo, está dejando caer un
patrimonio abundante. Hay cosas que tienen valor patrimonial y artístico (véase
la capilla del Palacio de Villarejo, primer templo de la parroquia de
Santullano, con varios siglos entre sus muros y con los aleros y el tejado
destrozados) o que sin tener ese valor patrimonial o artístico, sí tienen un
simple valor popular (como el templo de La Pereda, al que empezaba refiriéndome
en este artículo).
Que sí, que tiene razón esa mujer con
la que hablaba… Pedir a los más ricos es, casi siempre una odisea, y casi nunca
se obtiene algo…
Comentarios
A ver si asina espabilaben.