El
fin de semana posterior a San Xuan un grupo de amigos decidimos hacer la senda
verde de Lloreo, esa que une La Pereda con la parte posterior de la cantera de
Peñamiel a través de los impresionantes paisajes de Frechura.
La
idea era hacerla completa, siempre que se pudiese, ya que desconocíamos si el
túnel cerrado el verano pasado a causa de desprendimientos había sido o no
reabierto.
Comenzamos
el recorrido en La Pereda y ya al poco de andar vimos que la senda no estaba como
la recordábamos. En mi caso hacía un año que no iba por allí y me sorprendió
toparme con algún que otro argayu mal limpiado y restos de haber talado árboles
en varios puntos de la senda. Llegamos a Lloreo y nos sorprendió la reforma,
con mesas e indicadores nuevos, que se ha llevado a cabo en el entorno del
Centro de Interpretación del Ferrocarril Minero. Hacía falta. No quiero
insistir otra vez en lo que me parece la escalera que se construyó hace un par de años
para dar servicio a la panera situada justo al lado del Centro de
Interpretación. Los lectores habituales sabrán lo que opino.
Llegamos,
finalmente, al túnel que no sabíamos si podríamos o no pasar. Estaba abierto,
con mucho barro, pero abierto. Había rodadas de algún dumper o similar, así que
lo dimos por arreglado. El desprendimiento estaba arreglado, pero la luz no. Nos
asomamos y con una linterna que llevábamos vimos que aquello era un barrizal,
con zonas en las que había varios centímetros de barro. Decidimos no entrar, ya
que en lo último en lo que pensamos fue en llevar botas de goma para hacer una
senda que fácilmente se puede realizar con playeros.
De
vuelta en la yana del Centro de Interpretación, charlamos con una señora que
paseaba por allí acerca del estado de la senda. Como nosotros, lamentaba el
estado del túnel. “Y va años que está así”, nos decía, en referencia a las
luces. Tampoco entendía que después de la obra no se hubiera adecentado el
interior, limpiando el barro y dejando aquello como si nada hubiera ocurrido.
“Antes sí que iba alguna vez hasta Vega de San Pedro, pero ahora está como pa
pasar”, nos decía, irónica.
Se
va a cumplir un año de que la Federación de Deportes de Montaña del Principado,
la FEMPA, descatalogase todas las rutas senderistas de Mieres
por su falta de mantenimiento. Está muy bien que se haya arreglado el túnel
tras los desprendimientos del año pasado, pero de nada sirve si se deja como se
dejó. Está muy bien invertir en adecentar el entorno del Centro de Interpretación
del Ferrocarril Minero, pero de poco sirve si el resto de la senda presenta un
mantenimiento regular. Una senda que desde que se construyó, hace más de una
década, fue un emblema del concejo. Recuerdo que no hace muchos Renfe la
incluía en pósters que aparecían en los trenes y en las estaciones, con los que
animaban a perderse por Asturias a través de sus rutas.
No
es un caso aislado. Urge un plan para recuperar las sendas. Un plan integral,
de choque, de actuación… Como se quiera llamar. Hay que lograr que vuelvan a
estar catalogadas. No podemos permitirnos seguir ignorando los cientos de
kilómetros de rutas senderistas y cicloturistas que recorren el concejo.
Con
esta última Tribuna pongo fin a los
casi cinco años en los que este espacio de opinión ha formado parte de esta
gran página que es EL BLOG DEL MIERENSE. Cinco con este espacio y uno más,
antes, con A pie de calle. Recuerdo
que en mi primer artículo, para esta última sección, los lectores me sacaron
los colores. Espero, por lo menos, haber mejorado algo. Gracias a quienes me
han leído durante estos años y por supuesto, gracias también a quienes me permitieron
opinar de todo, sin censuras ni remilgos. ¡Larga vida a esta web!
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