El 16 de octubre de 2009 terminaban en
La Pereda las obras de construcción de un nuevo puente para unir la localidad
con la carretera Cardeo-Baiña. Un nuevo puente que venía a sustituir a otro,
del siglo XIX, utilizado en los años de la minería para el acceso de las
máquinas hasta la cercana escombrera de Pumardongo y que con el paso del tiempo
se convirtió en un puente para el tráfico rodado y peatonal.
Demoler aquel puente fue una decisión
que no estuvo exenta de polémica. PSOE y PP aprobaron en mayo de 2009 sacar
adelante una obra a la que se opusieron IU y buena parte de los vecinos de La
Pereda. “Es un atentado contra el patrimonio del municipio”, declaraba el
entonces edil y portavoz de IU Luis Álvarez Payo. Los vecinos llegaron a
empapelar el puente con carteles en los que criticaban al Gobierno de Luis
María García y al Partido Popular por la decisión que habían tomado.
Las protestas no surtieron efecto y la
obra siguió adelante, de la mano de Construcciones OCA, a la que se adjudicaron
los trabajos por un total de demolición del puente, saneamiento de los pilares
y construcción de uno nuevo, por un total de 377.776 euros.
El nuevo puente mantuvo las líneas del
anterior, con sus características celosías, y cuenta con varios puntos de luz y
protecciones concebidas para evitar que una persona o un animal puedan caer al
río si se asoman a las celosías.
Como curiosidad, en toda esta historia
intervino también María Teresa Mallada, en aquella época presidenta del PP de
Aller. Cuando supo de las obras, lo primero que hizo fue instar a su
Ayuntamiento a negociar con el de Mieres la cesión del viejo puente para unir
las zonas de La Campueta y La Maravilla, en la senda de les Fuentes, en Aller.
No hubo tal cesión y la estructura del antiguo puente fue desmontada y
trasladada a una planta de tratamiento de escombros.
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