En el último mes he tenido que tirar
bastante de autobús. No suelo moverme mucho fuera del casco urbano y si lo hago
procuro hacerlo a pie, pero esta vez mis desplazamientos tuvieron como punto de
destino y retorno Bustiello. Un familiar pasa su posoperatorio en una de las
residencias del poblado y ya van ocho o diez veces que subo y bajo en las
últimas semanas, siempre en autobús.
Este hecho me ha llevado a conocer de
primera mano los cuatro autobuses que la Empresa Municipal de Transportes incorporó
a su flota hace poco más de dos meses. Recuerdo que supe que iban a incorporar
estas unidades en septiembre, mientras bajábamos en uno de los autobuses de la
empresa del mercado tradicional asturiano que se hace ese mes en Cenera.
Alguien lo comentó al hilo de los ruidos tan tremendos que producía aquel
autobús, en el que íbamos unas sesenta personas un poco apretujadas, con más
gente de pie que sentada. Era uno de los vehículos comprados a Gijón, imagino
que con muchos kilómetros encima, y que seguramente tampoco se quedaría corto
en años. Reconozco que aquel día bajé con un poco de miedo, pues el ruido del
vehículo y lo apelotonados que estábamos contribuyeron a ello.
Los nuevos autobuses me han dado una
sensación totalmente distinta. Ruidos, cero. Comodidad, infinitamente mayor,
con asientos más mullidos que los de plástico que portaban las unidades traídas
desde Gijón y con un mayor número de asientos que aquellos –he contado 44 o
45–. También con cinturones de seguridad, que yo no recuerdo haber visto en los
de Gijón. Impone hacer una línea como la línea 3 en estos autobuses, que
perfectamente podrían hacer rutas más largas y meterse por autopista sin que la
comodidad ni la seguridad del viajero se viesen comprometidas. En ese sentido
han hecho una muy buena compra. Ahora bien, también tienen sus pegas, derivadas
justamente de esa configuración más interurbana que urbana. Yo les he
encontrado dos: una, que el espacio para carritos de bebé, sillas de ruedas e
incluso carros de la compra está muy limitado. Solo hay un pequeño espacio en
el que caben uno o dos carricoches o sillas de ruedas y que es también el único
espacio del autobús donde se puede viajar de pie, ya que el resto es todo
pasillo y asientos. En el pasillo encuentro la otra pega: la entrada al autobús
es piso bajo, pero hacia la mitad uno se topa con un escalón para acceder a los
asientos de la parte trasera.
El usuario ha ganado en comodidad y
seguridad, a cambio de una menor accesibilidad. Quizás no sea mala idea que
sigan comprando a Gijón autobuses de auténtico piso bajo y con más plazas de
pie que sentadas para servicios como los del mercado de Cenera o los Mártires,
que demandan justamente eso, para meter a sesenta, setenta o las personas que
sean y que estos nuevos parece que no van a poder hacer.
Por lo demás, estéticamente son
preciosos, con ese juego de colores blanco/azul que tan bien les queda y con
letreros luminosos bien grandes en los que es fácil leer ya desde lejos qué
línea hacen, y ojo, que esto lo dice alguien que de lejos ve fatal.
Ojalá les salgan buenos, no den mucha
guerra en temas de mecánica y animen a la gente a subirse más al autobús, que a
fin de cuentas de eso se trata.
Álvarez
Comentarios
Lo dicho, esos autobuses están más pensados para el transporte escolar y de la agilidad de ese tipo de usuarios, al uso del día a día urbano con usuarios de todas las edades y necesidades.
Se dice en el artículo que se ganó comodidad a costa de la accesibilidad, pero en trayectos cortos lo importante es la accesibilidad, no la comodidad.
Totalmente de acuerdo con usted. No había caído en el detalle de los asientos, pero es cierto. Todo lo que tienen de cómodos, que lo son, lo tienen de sucios. Se les pega todo. Imagino que la empresa querría mantener los contratos de transporte escolar y satisfacer al usuario después de tantos años tirando de autobuses de segunda mano, pero en esto último no han acertado mucho. Me hace gracia porque documentándome para escribir el artículo me encontré con que este modelo se llama 'low entry' y sí, lo único que tiene de 'low', baja, es la 'entrada'. El resto son escalones para acceder a los asientos y como bien dice un pasillo muy estrecho que no ayuda mucho.
En mi caso los he estrenado haciendo viajes relativamente largos, a Bustiello, que son unos veinticinco minutos, más o menos, pero sí que es verdad que para trayectos cortos no son muy prácticos para el viajero, aun cuando sean cómodos.
Un saludo y gracias por su comentario.