El 13 de noviembre de 1995, Lloreo (Loredo), celebraba un día histórico. Por fin, tras meses de obras, el pueblo festejaba la inauguración de su nueva senda verde, que unía La Pereda con el valle de Frechura, a partir del antiguo trazado del ferrocarril minero entre Mieres y Riosa.
José Antonio González García-Portilla, director regional de Turismo, presidió la inauguración, a la que asistieron también, entre otros, el entonces alcalde, Misael Fernández Porrón y su edil de obras, Luis María García. Las autoridades recorrieron con los vecinos los tres kilómetros de senda y disfrutaron de un aperitivo en la antigua estación del ferrocarril de Lloreo, rehabilitada a la par que la senda.
En medio de la celebración, González García-Portilla anunció su intención de seguir apostando por la ruta, con una eventual prolongación hasta Morcín y Riosa, salvando la vieja cantera que impedía esa conexión. En la senda, un proyecto ejecutado por los alumnos de la Escuela Taller de Fucomi, se invirtieron 17 millones de pesetas, dinero que las administraciones y los propios vecinos esperaban recuperar gracias al turismo y a los caminantes y ciclistas que iban a hacer uso de la nueva vía.
Un cuarto de siglo después, la senda verde de Lloreo mantiene a su público, en su mayoría senderistas y ciclistas de Mieres y de los concejos vecinos. La estación del ferrocarril de Lloreo es ahora un centro de interpretación que, junto a los paneles a pie de pista, permite explicar al visitante el pasado minero del trazado, un pasado minero que llevó a la asociación Los Averinos, de Lloreo, a proponer en 2016 la creación de un tren turístico aprovechando el curso de la senda. Pese a la promesa realizada hace veinticinco años por González García-Portilla, este vial aún no conecta con Morcín y Riosa.
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