Corría el año 1900 cuando Agustina Velasco y su marido, José María Fernández-Tresguerres pusieron en marcha una fábrica de chocolate en Ujo. El nombre escogido para aquella nueva empresa fue, precisamente, el de su fundadora.
Chocolates La Agustina se convirtió en poco tiempo en un referente en la industria alimentaria del concejo. De la fábrica de Ujo salieron bombones, tabletas de chocolate, caramelos y turrones, estos últimos de gran fama, debida en gran medida a que La Agustina llegó a contratar maestros turroneros alicantinos. Se primaba la calidad por encima de todo y, gracias a ello, se obtuvo un temprano reconocimiento en el mercado nacional.
Lejos de truncar el crecimiento de la empresa, la guerra civil sirvió para posicionarla en el extranjero, gracias a las exportaciones que llevaron a cabo sus responsables.
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El rendimiento económico de Chocolates La Agustina quedó de sobra contrastado cuando Agustina y su esposo fueron, poco a poco, ampliando la fábrica y remodelando la vivienda de la familia, hasta convertir esta última en una casa de estilo indiano, que llegó a contar con nueve habitaciones, biblioteca, capilla y una gran galería.


Sin actividad desde 1968, las instalaciones de La Agustina se encuentran, en la actualidad, en un estado mejorable. El abandono es más patente en la fábrica que en la casa, cuya finca se halla muy cuidada. La vivienda se encuentra en venta, por 160.000 euros, como puede observarse en distintos portales web.
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