HISTORIAS DE NUESTRA HISTORIA: Dos décadas sin don Benigno (1927-2004)

El 11 de abril de 2004 Mieres amanecía con la triste noticia del fallecimiento de Benigno Pérez Silva, un hombre tan conocido como querido en todo concejo y, en especial, en su adorado barrio de San Pedro.


A él fue trasladado Pérez Silva en 1958, cuando el barrio aún no tenía ni iglesia. Este orensano, nacido en 1927 en el pueblo de Albarellos, en el concello de Verín, se instalaba en Mieres poco después de haberse ordenado sacerdote. Contaba con 31 años y muchas ganas de entregar su vida a Dios y a la comunidad.
Su llegada a San Pedro coincidió con un periodo de transitoriedad, en el que la parroquia funcionaba, pero no totalmente operativa, ya que no recibió su decreto de erección hasta el 11 de febrero de 1959. Sin un lugar específico para dar misa, el joven párroco optó por las escuelas para llevar a cabo los oficios religiosos. Buscando mejorar esa situación, logró que se construyera una iglesia en un solar que inicialmente se iba a destinar a una guardería. Gustoso de mirar por el dinero, Pérez Silva ordenó que se aprovechase todo lo aprovechable de un acuartelamiento de Santullano abandonado desde 1952. Así surgió una iglesia que tuvo un coste de 216.010,30 pesetas, mobiliario no incluido. El propio don Benigno, como así se le solía conocer, se encargó de comprar la pila bautismal. El templo se inauguró el 7 de febrero de 1960.
En San Pedro pasó este sacerdote buena parte de su vida profesional. Desde su casa parroquial profundizó en distintos aspectos teológicos, en obras como Buscando la Iglesia del futuro (Imprenta Firma, 1984), que contó con ilustraciones del pintor Marino Fernández Canga, y practicó la hagiografía en obras como La virgen de Blimea (Flores, 1982).
Apreciado por los vecinos y feligreses, Pérez Silva también tuvo que lidiar con alguna que otra controversia. En 1970 uno de los asistentes a misa interrumpió su sermón para acusarlo de marxista, después de que el párroco aludiese a la necesidad de repartir la riqueza. En 1984 condenó al Pleno del Ayuntamiento, y en particular a socialistas y a comunistas, por votar en contra de la recalificación de una parcela ajardinada que él quería destinar a una ampliación de la iglesia.


Benigno Pérez Silva falleció en la Casa Sacerdotal de Covadonga, donde pasó sus últimos años, como canónigo emérito del santuario. Dejaba este mundo a los 77 años. Sus cenizas fueron arrojadas por expreso deseo del sacerdote al pozón de Covadonga.
En 2017 su querido barrio de San Pedro le dedicó un emotivo homenaje, con distintas actividades para recordarlo y una placa en la iglesia que él mismo mandó construir.

Fotografías:
·Benigno Pérez Silva, en una instantánea de los años 80 usada para el cartel de su homenaje en 2017 (Créditos: Parroquia de San Pedro)
·La placa colocada en la fachada de la iglesia parroquial de San Pedro. 

Comentarios