Imagínese que es propietario de un
buen número de edificios de considerable tamaño, bien situados, con buenos
accesos y muchas posibilidades. Son edificios que además tienen unas
características especiales desde el punto de vista de su arquitectura y es probable
que si aún no forman parte de algún inventario de patrimonio, con el tiempo
lleguen a formarlo. Imagínese ahora que usted, como propietario de esos
inmuebles, decide abandonarlos pese al provecho que podría sacarles.
La estación de Santullano, completamente vallada |
No hace falta que imagine nada. Existe
un ejemplo de ello: lo que el Adif viene haciendo con buena parte de las
antiguas estaciones de Renfe, especialmente con aquellas que menos viajeros
tienen. La forma de actuar es siempre la misma: se invierte en el entorno de la
estación antes de cerrarla y, con el tiempo, rodearla con una valla para evitar
que el deterioro del inmueble afecte a terceros. Lo que sigue pasa por esperar
a que el edificio se derrumbe.
La última en seguir estos pasos ha
sido la estación de Santullano, un edificio que a mí siempre me ha gustado
mucho, ejemplo de la majestuosidad de las primeras estaciones que se
construyeron en el concejo. Las ventanas de la planta baja del inmueble han
sido tapiadas. También la entrada que comunicaba con el andén. Las vallas por
los cuatro costados indican que el final de la estación está cerca. No es la
única que se encuentra así: la estación de Ablaña está más o menos igual. Algo
mejor, aunque también sin vida, resisten las dos que hay en Ujo.
Es una pena que edificios tan
impresionantes estén condenados a desaparecer por la falta de iniciativa del
Adif. Una inversión a tiempo hubiera permitido recuperar las estaciones y
mantener su uso como edificios públicos a la par que hubiese sido posible hacer
negocio con los espacios que en su día fueron de uso exclusivo de los
trabajadores. Podrían haber salido viviendas que colocar en el siempre
demandado mercado del alquiler. Las estaciones podrían haber dado cabida a
proyectos empresariales de muy diversa índole. Incluso a proyectos educativos,
como demuestra el ejemplo de la asociación Norte Joven en la antigua estación
de Renfe situada en las proximidades de Los Pares.
Es tarde. Aquellos lugares en los que
se esperaba a que el tren llegase están condenados a desaparecer, fruto de la
acción del tiempo, de las excavadoras o de ambas cosas. No hay más responsable
que la desidia.
Comentarios
La estación a la que alude el primer lector tengo entendido que salió en régimen de alquiler.