Tres
Amigos fue uno de los pozos más productivos del concejo. Situado en Vegaotos,
en la Güeria de San Xuan, echó el cierre en diciembre del año 2000. Contaba en
aquel entonces con un centenar de trabajadores.
Atrás
quedaban seis décadas de intensa y gran producción. Corría 1939 cuando la
sociedad Minas Tres Amigos, fundada por José Sela y Sela iniciaba la
profundización del pozo, modernizado en 1964 con el actual castillete y parte
de la maquinaria de extracción que conservó hasta sus últimos días. Hunosa
asumió su gestión en 1969.
Su
plantilla osciló entre los más de mil mineros con los que llegó a contar en sus
inicios hasta los poco más de cien que reunía en el año 2000, tras haber pasado
los años 80 por encima de los cuatrocientos trabajadores y los 90 por encima de
los doscientos.
Testigo
de incontables protestas mineras, encierros y, tristemente, también algunas
muertes, el pozo Tres Amigos fue también escenario de cine: en él se rodaron
varias escenas de la cinta Pídele cuentas
al rey (1999).
En
este nuevo Pasen y vean volvemos a
Tres Amigos, tras recorrer lo que quedaba de sus instalaciones
en junio de 2016. Lo hacemos para mostrarles cómo un grupo de veinte antiguos
trabajadores se encuentra recuperando buena parte de lo que fue su lugar de
trabajo, con miras a que la historia de Tres Amigos no se pierda en el olvido.
Es
encomiable el trabajo realizado por los antiguos trabajadores del Tres Amigos y
que se nota poco antes de llegar al pozo, en la pista que da acceso a él. Han
permitido que parte de la primitiva infraestructura del pozo quede a la vista
tras años oculta entre la maleza. Lo mismo se puede decir del camino que
conduce al pozo, perfectamente desbrozado para que se pueda llegar a él.
Una
vez en la explanada, el castillete sigue sorprendiendo por su magnificencia y
lo solitario que se ve, tras el desamantelamiento que las instalaciones
sufrieron después de su cierre.
Conforme
nos acercamos al castillete comienzan a verse más muestras de esa labor de
restauración llevada a cabo por el grupo de antiguos trabajadores del pozo.
Así, la jaula que aún pende de las poleas del castillete luce libre de óxido y
de maleza y la sala de máquinas cuenta con un mural firmado por Alberto Zapico,
que sorprende por su realismo y la forma en la que evoca el pasado minero de
Tres Amigos.
El
acceso al edificio de máquinas también ha sido mejorado y permite llegar hasta
la puerta, por la que se observa aún buena parte de la maquinaria:
El
mural del edificio de comprensores no es el único que se encuentra en las
instalaciones. Frente a él, el tapiado de la galería auxiliar ha permitido
hacer un mural que recuerda la oscuridad que en otro tiempo se escondía tras el
tabique levantado para impedir el paso a la galería:
Las
labores de desbroce se extendieron, igualmente, al entorno de la nave de
servicios y a otras instalaciones cubiertas hasta entonces por la maleza.
Terminamos
nuestro recorrido contemplando Tres Amigos y su explanada y acercándonos por
última vez al castillete, que junto al polvorín forma parte del Inventario del
Patrimonio Cultural de Asturias desde 2013, lo que les permite estar
catalogados como Patrimonio Cultural y dotados de especial protección, una
garantía de cara a evitar que, al menos, castillete y polvorín no sean
desmantelados y puedan ser preservados como vestigios de la actividad
industrial de la zona:
Dignificar
un sector en decadencia y homenajear a los que trabajaron en el pozo. Con estas
premisas trabjaron durante semanas veinte antiguos mineros del Tres Amigos para
devolver al pozo parte del esplendor perdido. “Es una forma de dar salida al
patrimonio histórico y que no se pierda”, declaraban a la prensa hace unos
meses, mientras acometían los trabajos.
Por
ahora Tres Amigos resiste como un fantasma de lo que fue, sin previsión alguna
de futuro, pese a haber sido un pilar esencial en la otrora rica y productiva
Güeria de San Xuan.
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