ÁLVAREZ OPINA: Nunca perdamos la solidaridad

Siempre es bueno contar historias bonitas, máxime en los tiempos tan duros que corren. El jueves 12 llegaba al correo de esta web una imagen, la que ya habrán visto en la miniatura del artículo, acompañada de un “Rogamos, difundid” y una historia que muestra cómo, por muy mal que nos vengan dadas, seguimos siendo solidarios. Esta edición se encontraba prácticamente cerrada, por lo que para encajar tan bonita historia me animé, con gusto, a dedicarle unas líneas en este, mi apartado, dejando el artículo que teníamos ya programado para más adelante. 

Esta historia arranca en Cuna en la noche del 3 al 4 de noviembre. Un incendio producido, según parece, por una chispa que salta de la chimenea a una viga de madera, devasta el tejado de una casa y las labores de extinción hacen que buena parte del interior quede destrozado. Afortunadamente, solo hay que lamentar daños materiales, ya que las personas que aquella noche se hallaban en la casa se encuentran bien, aunque imagino que debe de ser algo tremendo ver cómo se quema tu casa, sin poder hacer nada para evitarlo. 
A los pocos días de que pasase esto, la asociación de vecinos y la parroquia de Cuna pusieron en marcha una colecta para ayudar en las obras de reparación de la casa. A esta iniciativa se unieron poco después otras asociaciones de vecinos de pueblos más o menos cercanos a Cuna, como El Pedroso, Insierto, Gallegos, Cenera, Villamartín y entidades como la Asociación Cultural Serondaya. De la unión nació la fuerza y con ella, carteles como el de la imagen. Bajo el lema “Una ayuda para nuestros vecinos” cuentan más o menos esta historia que acabo de reproducir y han sido colocados ya por todo el valle de Cuna. 
En una época complicada para mucha gente reconforta observar que todavía quedan la solidaridad y la unión de los pueblos, de las gentes, para echar una mano a quienes han perdido algo tan importante como su vivienda. La persona que nos escribía nos aseguraba que la colecta había empezado bastante bien y, sinceramente, espero que siga así y que, en unos meses, la casa afectada por el incendio vuelva a estar habitada, con el incendio como un mal recuerdo. 
Los donativos se pueden efectuar, como nos recordaban en el email, a través de una cuenta bancaria (Banco Sabadell, número ES03 0081 5250 8900 0107 5317) o a través de la parroquia. 

Lo dicho, ojalá los afectados por el incendio vuelvan pronto a su casa, y un aplauso para quienes impulsaron esta colecta con la que demuestran que podremos perder muchas cosas, pero no la solidaridad. Una bonita historia que agradecemos nos haya sido compartida.

Álvarez

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