A comienzos de año lamentaba en este apartado que se hubieran retirado cinco árboles en la calle Martínez de Vega y que su espacio hubiera sido rellenado con hormigón. Varios lectores comentaron que los árboles estaban secos y, en ese sentido, es lógica su retirada. Lo que no lo es tanto es que no se sustituya un árbol por otro.
A los cinco árboles que se perdieron en la calle Martínez de Vega hay que sumar otros seis en la plaza de La Pasera. El modus operandi ha sido exactamente el mismo: seis plátanos de sombra que estaban secos o en vías de secar fueron talados y los huecos que ocupaban se rellenaron con hormigón. Ocurrió en agosto, un mes tranquilito, en el que estas cosas polémicas pasan más desapercibidas.
Sigo pensando que esta no es la solución. Si un árbol se ha secado, lo suyo es retirarlo y que su hueco lo ocupe otro, de la misma especie o de una diferente. Se estima que un solo árbol capta unos 167 kilogramos de dióxido de carbono al año. Los once que se habrían podido plantar en Martínez de Vega y La Pasera habrían absorbido una tonelada y media. A estos dos lugares hay que sumar otros en los que los árboles han sido sustituidos por hormigón, como la calle Manuel Llaneza, que ha perdido cuatro árboles, o la zona del antiguo lavadero de La Villa, donde han desaparecido seis cerezos ornamentales. No descarto que esto mismo se haya repetido en otras zonas del casco urbano.
Más allá del aspecto puramente medioambiental, no hay que perder de vista el funcional, en este caso la sombra que los plátanos otorgaban en Martínez de Vega, La Pasera o La Villa. Curiosamente, estos tres espacios se encuentran muy frecuentados por niños, ya sea Martínez de Vega, calle que da acceso a dos colegios, o La Pasera y La Villa, con un parque infantil cada uno. No me digan que no sería bonito fomentar que los más pequeños se implicasen en la reforestación del casco urbano, que aprendieran cómo se planta un árbol y que, con el tiempo, lo vieran crecer. Me parece una de las mejores enseñanzas que se le pueden dar a un niño o niña.
Está muy bien que se haya apostado por los árboles para La Mayacina, con el parque nuevo y todos los que se han plantado. Estupendo, de verdad. Sin embargo, ¿por qué no se apuesta por más árboles para sitios donde siempre los hubo? Me atrevo a decir, sin ser una experta en ninguna de estas dos cosas, que se tarda menos en plantar un árbol que en rellenar un hueco con hormigón. Y por supuesto, la ecología, la ciudad y los vecinos agradeceríamos mucho más lo primero que lo segundo.
Álvarez
Comentarios
La esperanza de que replanten la mantengo, pero cada vez es más pequeña. Ahí está el ejemplo de los árboles de Martínez de Vega, frente al portón de acceso a los colegios Liceo y Aniceto Sela. Los retiraron a comienzos de año, con el invierno y la primavera por delante para poder replantar y no se replantaron.
Entiendo y aplaudo que se retire un árbol enfermo o seco, pero hay otros casos de retirada que me han sorprendido, como los de los cerezos de La Villa. Si no me falla la memoria, todavía florecieron este año y eran árboles jóvenes, colocados hace dos décadas o poco más.
De igual manera, aunque sea crítica con esto de los árboles, hay que reconocer a los operarios que han mejorado el tema floral. Tanto en primavera como en verano colocaron plantas en jardineras de las calles peatonales o de espacios como áreas de gerontogimnasia y tanto los jardines del Ayuntamiento como el parque de La Mayacina lucieron espectaculares con tanta flor y tan bien cuidadas.
Volviendo al tema del artículo, este invierno y primavera serán claves para ver si de verdad hay interés en recuperar los árboles que han retirado o no. Lo iremos comentando.
Un saludo y gracias por sus aportaciones.
A ver, en este concejo, a todos aquellos árboles que rodearon con ¿hormigón? hace unos años hasta su misma corteza, los setenciaron a muerte, (no olvidemos que los árboles crecen tanto a lo ancho como a lo alto, y que esto además asfixia las raíces) Y lo mejor es, que esto se hizo en la mayoría de los casos sin necesidad, pues eso se hace para facilitar el paso a la gente con movilidad reducida en aceras estrechas, cuando desde la base del tronco hasta la acera es todo llano. Pero es que aquí se hizo en todos, ya estuvieran en calles estrechas (que tampoco es que sean las que más árboles tienen) o anchas, ya estuvieran rodeados por un bordillo que los separara de la acera como si no tuvieran nada. A la vista está, que todos los árboles que quedaron libres siguen vivos, junto a aquellos que ya eran lo bastante viejos y fuertes como para romper su prisión.
Por más que intento hacer memoria, no soy capaz de discernir cómo estaban con total certeza. Sí que recuerdo haberlos visto floridos y haberles hecho alguna fotografía, pero pudo ser en 2021 o incluso antes.
Totalmente de acuerdo en lo del 'hormigón'. Era innecesario y a la vista están sus resultados. En ese sentido, basta con darse una vuelta por la plaza de Aida de Lafuente o algunos patios interiores de Santa Marina para ver plátanos con unas cuántas décadas encima en perfecto estado de conservación gracias a que sus huecos siguen libres de ese material que aprisionó a muchos otros árboles de esa misma especie.
Un saludo.